11 de abril 1856: Discriminación histórica
José Francisco Monge Masís*
Hoy en día nuestros estudiantes y muchos conciudadanos desconocen quiénes fueron los actores de carne y hueso que se jugaron la vida por defender las libertades patrias, en la Batalla de Rivas, porque se ha manipulado la historia y se ha discriminado adrede a tres de ellos, sacándolos de los textos oficiales o minimizando su participación.
“…Su sentido del deber y de dignidad deben ser norte para todas las generaciones de costarricenses, sin distingos de sexo, que honran la libertad y la lucha por la defensa de los principios en que descansa la nacionalidad. El espíritu de doña Francisca nos debe guiar en la búsqueda de un ideal de perfección que permita a esta República enrumbarse por senderos de trabajo, lealtad, sacrificio y amor por la libertad y el deber cumplido.
Esta mujer de temple, no solo fue diestra en labores culinarias, de acarreo de municiones, de sepultura y otros, sino que en la línea de fuego, en la batalla de Rivas, se le adjudicó a esta valiente mujer como un triunfo casi personal la caída de un famoso cañón que cobró gran cantidad de bajas a los costarricenses.
Francisca, en Rivas, se puso al hombro el fusil de chispa y disparó con tanto acierto en lo más reñido de la pelea, que un filibustero que manejaba el mortífero cañón quedo tendido al primer disparo de doña Pancha. ..” (Expediente 11924 de la Asamblea Legislativa).
Se habla de discriminación en todos los ámbitos, y la discriminación más lamentable, porque no se puede defender, es la discriminación histórica propiciada por quienes han elaborado los textos de estudios sociales, y el mismo MEP, hacia héroes olvidados y hacia Francisca Pancha Carrasco Jiménez, quien ni siquiera tiene un monumento como se lo merece, al habérsele declarado heroína nacional.
No extraña que el machismo haya ocultado el vital acto de patriotismo de Pancha Carrasco, previo a la quema de la esquina del techo de paja del Mesón por parte de otro valiente, el coronel cartaginés Luis Pacheco Bertora, herido gravemente, del nicaragüense Joaquín Rosales, enrolado en el ejército de Costa Rica, quien fue el único que murió en esa gesta, para que finalmente el tamborcillo alajuelense Juan Santamaría, héroe nacional, tomara la tea, como reseña el laureado historiador don Carlos Meléndez. Juan Santamaría moriría días después en camino, víctima de la epidemia del cólera, según parte de la Comandancia General y del Libro Primero de defunciones del padre Calvo, según se ve del Mensajero del Clero, Separata.
En las celebraciones del 11 de abril al pie del Monumento a Juan Santamaría debe hacerse recuerdo y honrar la memoria de la heroína nacional Pancha Carrasco, Luis Pacheco Bertora y de nuestro hermano nicaragüense Joaquín Rosales, héroes olvidados y discriminados por parte de las autoridades oficiales y gubernamentales, referencia justa que debe hacerse con el propósito de rescatar históricamente nuestra nacionalidad costarricense.
