Viernes 29, Marzo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Andanzas de un votante arisco

Sergio Erick Ardón*

La primera vez que acudí a las urnas y deposité un voto lo hice por Mario Echandi. Estudiando en USA y apenas de paso por el país, el consejo de mi tata fue el que determinó que lo hiciera. 

Ya la segunda vez si lo hice con convicción propia, mi voto fue para Enrique Obregón, a quien veía como un líder en ascenso. De él me gustaban su rebeldía y su mensaje rupturista.

Vino después un período en que no acudí a las urnas. Di por sentado que las elecciones eran una especie de trampa a la que nos convocaban cada cuatro años para decidir sobre lo que ya estaba resuelto. Eran los tiempos del cogobierno, de la fórmula del 4-3. No es que estuviera de brazos cruzados, no, nunca estuve más activo. Tapias y puentes tenían mis letras: "NO hay por quien votar".

Después, con alguna comprensión de la realidad y algo de madurez, mi partido el MRP entró a formar parte de la coalición de izquierda que nos reunía con comunistas y socialistas, y mi voto, por dos veces consecutivas, fue para Rodrigo Gutiérrez, nuestro noble abanderado.

En la segunda ocasión me tocó ser diputado. Los conflictos internos afectaron severamente la coalición y entonces fui parte de la fórmula presidencial de un Pueblo Unido debilitado, que llevó como candidato a Álvaro Montero Mejía, la fórmula la completaba el benemérito de las letras Joaquín Gutiérrez. Por esa fórmula por supuesto que voté.

La dispersión de la izquierda, con la desaparición de los partidos y la consecuente frustración, nos dejó un mucho al garete. 

En la casa de un médico amigo, a un buen grupo de nosotros, José María Figueres nos prometió combatir frontalmente al neoliberalismo en alza. Ingenuos le creímos y por él votamos. Un engaño de pe a pa. Nunca el neoliberalismo había recibido mayor impulso que bajo su gestión. 

Aparece en la escena política Ottón Solís. Justamente enfrentado a esa corriente privatizadora que todo lo convierte en negocio y se olvida de la gente. Le dimos el apoyo y el voto, por dos veces.

Convencido como el que más que solo la unidad de las fuerzas progresistas podría pelearle de tu a tu el gobierno, que no el poder, porque eso ya son otros cien pesos, a los partidos conservadores,  participé en los intentos de conformar una coalición. Intento frustrado por la inmadurez y falta de perspectiva de los actores principales.

 Como consecuencia dí mi voto con entusiamo por José María Villalta, a quien vi como el líder necesario y a su partido el Frente Amplio, como la opción que más se acercaba a mis convicciones, siempre pensando en la perspectiva ineludible de la unidad de la izquierda y el progresismo.

 En segunda ronda voté sin ninguna duda por Luis Guillermo Solís, sin tener espectativas mayores. Él ni estaba en capacidad, ni se proponía, hacer lo que, a mi entender, había que hacer. Sin embargo, no me arrepiento, ni teníamos otra opción.  

Ahora estamos ante una situación novedosa. Como resultado de una primera ronda llena de sorpresas, en la que a sabiendas de la debilidad evidente, di mi respaldo a Edgardo Araya. Nunca he votado a ganar. Para mi esos llamados son detestables. 

 En esta segunda ronda por primera vez, desde 1894, se presenta la posibilidad de que una extraña alianza de un partido confesional y una variopinta amalgama de personajes salidos de los partidos conservadores asalte el Zapote. Eso podría significar un retroceso peligroso para la salud política del país, ya de por si bien maltrecha, y un golpe que podría ser mortal para las instituciones públicas, pilares de nuestro débil Estado de Bienestar. Si esto sucediera, retrocederíamos cincuenta años, y el pueblo llano pagaría los platos rotos. 

Es por eso que esta vez de nuevo acudiré a las urnas a depositar mi voto, para evitar que esto suceda. Sin alternativa posible, mi voto será para Carlos Alvarado. 

Como puede verse en este historial, no he sido un votante dócil, más bien he sido un votante arisco.   

 

*Arquitecto

 

PERIODISTA:

EMAIL:

Martes 20 Marzo, 2018

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA