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Opinión

Hitchcock vs. Hays

Jaime Hernández

En los años 30 en Estados Unidos un organizado grupo de cristianos reunió a los dueños de salas de proyección de cine con el fin de proteger a la familia de toda escena sensual o sexual en las películas de Hollywood. Las actrices de Europa que ahora eran contratadas en los estudios de cine llegaron por su inmenso talento, pero también porque habían exhibido su belleza frente a las cámaras de cine apenas cubiertas por seda, como Marlene Dietrich, o por el agua de un riachuelo, como Heddy Lamar, famosa por hacer Dalila debidamente cubierta.

La tanga de Tarzán mostraba más de lo necesario y las faldas de los romanos eran muy cortas. Fue así que idearon un nuevo código para mostrar el amor en el cine. Los besos durarían escasos segundos y serían solo de labios, las parejas felices deberían estar casadas y dormir en camas separadas. Si usted revisa todo el cine hollywoodense entre 1935 y 1960 notará que todos los matrimonios duermen en camas separadas con lindas lamparitas y batas hasta los pies. Si en el guión había alguna mujer que insinuara el pecado carnal, ésta debía recibir un castigo. Y no había espacio para ningún otro amor que no estuviera unido legal o religiosament

Los ministros o sacerdotes nunca se verían caricaturizados, debían siempre ser un ejemplo, el público no debería reírse de ellos. Un amor impuro no debía parecer hermoso o atractivo. Nadie debía quitarse la ropa en cámara y no se podía bajo ninguna circunstancia mostrar el ombligo. Las danzas jamás podían ser sensuales. Las heridas tendrían muy poca sangre. No se mostraría nunca un retrete. El código fue escrito por un líder republicano de nombre William H. Hays y el código recibió desde siempre el nombre de código Hays. 

Hay dos golpes que asestaron dos genios del cine al código que provocaron suficientes desobediencias hasta traerse el código abajo, ya entrados los años 60. En 1957  Jack Lemmon se quita su peluca frente a su pretendiente y le dice que en realidad es un hombre, a lo que Joe E. Brown contesta sonriente la famosa frase “nadie es perfecto”. Así acaba Some like it hot, de Billy Wilder, con gran celebración del público

Pero el genio de Alfred Hitchcock fue mucho más allá en Psycho en 1960. Primero nos muestra una bella mujer que  viste ropa interior frente a su amante casado en la primera escena de la película. Pero lo más fuerte vendría en la famosa escena de la ducha en la que vemos el retrete desde varios ángulos y en el que la protagonista se deshace de algunos documentos. Luego viene la famosa secuencia estudiada y estudiada por todo el que quiere hacer cine. El crimen. (La actriz, Hitchcock y todo el equipo de trabajo demoraron 33 días para obtener aquello.) Una secuencia de solo 45 segundos conformada por 70 tomas en las que no vemos la desnudez de Janet Leight, pero ahí está, ni vemos las puñaladas, pero nuestra imaginación las produce. Ducha, ojo de la actriz en primerísimo plano, cámara en zoom out que muestra el cuerpo de la chica, la ducha abierta y por supuesto el retrete

Sabemos el increíble éxito que ambas películas consiguieron y los productores se percataron de que el código Hays podría ser engavetado. La violencia del cine western y de guerra de los años 60 y el realismo sucio de las películas de los nuevos directores newyorkinos en los tempranos 70 acabarían por rematarlo. Los muy cristianos dueños de cines de barrio comenzaron a ver hacia otros lados y dejaron que sus salas se llenaran a reventar con aquellas películas, hoy reconocidas obras maestras del cine norteamericano. 

Estos días de tanta gente enfurecida porque una minoría quiere hacer posible su verdadera igualdad, y se debe reconocer que han luchado por ello y poco a poco han hecho valer sus derechos. Entonces nuevos códigos “Hays” amenazan con prohibir y arrebatar, sin percatarse mucho de que en la historia se va hacia atrás solo para tomar impulso. 

 

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Martes 20 Marzo, 2018

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