Después del periodo de vacaciones del 3 al 14 de julio, 15.849 estudiantes no regresaron a las aulas según los datos suministrados por el Ministerio de Educación Pública, los cuales revelan una disminución de 0,2% en relación con el año pasado, cuando los ausentes fueron 16.687.
Según la ministra de Educación, Sonia Marta Mora, el abandono intra-anual se calcula como la diferencia entre la matrícula inicial reportada por los centros educativos, y la cantidad de estudiantes que regresaron a las instituciones después del descanso de julio.
De acuerdo con Mora, el porcentaje de exclusión de medio periodo es el más bajo de los últimos 10 años con una reducción de un 1,7% en los centros de atención focalizada de la estrategia integral “Yo me Apunto”. Se trata de 166 centros educativos que tienen acompañamiento para detectar a tiempo cuando un estudiante está propenso a dejar el sistema educativo.
Según la ministra Mora, después del periodo de descanso es cuando históricamente se registra una mayor exclusión por lo que se generan los datos para confirmar si las estrategias están dando resultado.
En los centros educativos que forman parte de la estrategia institucional “Yo me Apunto”la exclusión pasó de 6,8% en el año anterior a un 5,1% en 2017, un 1,7 punto porcentual menos que el anteriormente registrado, es decir, 500 estudiantes más regresaron a las aulas, posterior al periodo de vacaciones de medio año.
El departamento de Análisis Estadístico registró un porcentaje de exclusión a nivel nacional de un 1,6% para el 2017, para el nivel de primaria es de 0,3% y en secundaria de un 4%. En total se logró mantener a 838 estudiantes más que el año pasado.
Déficits acumulados
Para Irma Arguedas, profesora de la Escuela de Orientación y Educación Especial de la Universidad de Costa Rica, en su artículo “La exclusión Educativa después de las vacaciones de medio año”, la mayoría de quienes no regresan a clases tienen déficits acumulados en un cúmulo factores que desfavorecen su permanencia.
Según Arguedas, el logro y la permanencia en la educación formal son procesos prolongados y multifactoriales, que para tener éxito requieren de los aportes sostenidos de toda la sociedad, no sólo del ámbito educativo.
Añade la experta que para permanecer en las aulas es necesario reunir un conjunto de condiciones sociales, familiares, de la institución educativa y propias de cada estudiante. A nivel social, la pobreza es el factor que tiene mayor efecto: mayor estrés e incertidumbre, malas condiciones de las viviendas, menores índices de salud, necesidad de aporte económico a la familia desde edades tempranas, dificultad para la compra de útiles, uniformes y pago de pasajes, y escasas oportunidades para la recreación.
La especialista asegura que las familias contribuyen a la permanencia de los estudiantes por su apoyo a la estructura, el establecimiento de límites y expectativas, y el clima educativo alto. Además, los centros escolares deben favorecer un ambiente institucional armonioso y seguro, dando las oportunidades para que el estudiantado tenga logros concretos en diversos ámbitos.
Algunos de los factores personales de permanencia son los hábitos de estudio, incluyendo asistencia y puntualidad, la disposición a posponer la gratificación, el establecimiento de buenas relaciones interpersonales y el cumplimiento de normas, todo lo cual es más factible cuando se tienen razones para visualizar con optimismo el futuro.
Tanto de parte de las familias como de las instituciones, un estilo de disciplina basado en el respeto, las decisiones razonadas y el apoyo para la adopción de un comportamiento regulado, es lo que más beneficios aporta para la permanencia en las aulas y el desarrollo en general.
