Celebrar la poesía desde hace 15 años
Lic. Miguel Fajardo Korea / [email protected]
Rubén Vela, el gran poeta argentino, quien fungió como embajador de la República de Argentina en Costa Rica (1982-1985) afirma que “La poesía es un acto de alarma”. Uno de esos sobresaltos benéficos para la cultura costarricense ha sido la organización del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica (FIPCR), que acumula tres lustros de trabajo voluntario cultural ininterrumpido.
Desde el 2001, un grupo de escritores costarricenses, liderados por los también escritores Norberto Salinas Ollé, Rodolfo Dada Fumero, Julieta Dobles y el trabajo hormiga de numerosos miembros de Casa de Poesía, organizaron el I Festival Internacional de Poesía de Costa Rica.
Su propuesta es clave: confrontar el trabajo poético nacional con las voces de escritores de diversas partes del mundo; promover la lectura; ofrecer talleres. Además, realizar sus recitales y lecturas en bibliotecas, escuelas, colegios, universidades, centros de cultura, museos, hospitales, cárceles o teatros.
Asimismo, es el único festival de poesía del planeta, donde a cada autor invitado se le publica un libro. En este momento, se han editado 220 libros a poetas de todas las latitudes del orbe, cuyas colecciones signan un esfuerzo loable de promoción y difusión cultural.
A lo largo de estos tres lustros, han establecido 20 sedes regionales, que afirman el trabajo cultural, y han logrado descentralizar la cultura, toda vez que los poetas invitados, deben desplazarse y compartir su trabajo con los autores de las localidades visitadas.
Al final de las jornadas comunitarias, los invitados se reúnen con el auspicio de Laguna Lodge Tortuguero y Rodolfo Dada, para efectuar tres sesiones poéticas de seminarios y talleres entre los escritores invitados y un selecto grupo de poetas nacionales.
En esa línea, el Festival ha llegado, aparte de la capital, a numerosísimas comunidades del país, tales como Turrialba, San Ramón, San Carlos, Pérez Zeledón, Liberia, Nicoya, Paraíso, Esparza, Orotina, Monteverde, Belén, Cartago, Heredia, Alajuela. Así como al CAI Reforma y CAI El Buen Pastor. Estos dos últimos espacios son novedosos entre los festivales poéticos.
Guanacaste se unió al Festival como sede desde el 2003 y con el apoyo del Fipcr, la Universidad Nacional, el Centro Literario de Guanacaste y el Liceo Laboratorio de Liberia, ha traído las voces de escritores como Roberto Sosa (+), Vicente Muleiro, Celedonio Orjuela, Luis Alberto Ambroggio, Guadalupe Elizalde, Carola Brantome o Talat Shalim. Además, en el 2004, la “Ciudad Blanca” fue distinguida con la inauguración regional, con un invitado de lujo, Otto Raúl González (+).
Este año, recibimos a la mexicana Natalia Toledo, en coordinación con Sebastián Arce y Mainor González (UCR-Guanacaste). Esa confrontación con las voces y el trabajo de valiosos autores internacionales es una estrategia muy enriquecedora para los creadores nacionales.
Sé que para los escritores y gestores culturales voluntarios Salinas, Dada y Dobles, resultó dificultoso ese trabajo inicial de promoción, sin embargo, quince años después, el Festival es altamente reconocido en el ámbito internacional, lo que les ha permitido alianzas estratégicas, así como nuevos y valiosos patrocinadores ligados con la cultura.
En este momento, el Festival Internacional de Poesía de Costa Rica cuenta con una estructura organizativa muy equilibrada, toda vez que han logrado incluir a importantes artistas costarricenses en sus cuadros de trabajo, tales como Dennis Ávila, Paola Valverde, William Eduarte, Ronald Bonilla, Lucía Alfaro, Rebeca Bolaños, Erika Hernández. La rectoría continúa con el ojo de la experiencia de Julieta Dobles, Rodolfo Sada y Norberto Salinas.
Otro acierto del Festival Internacional de Poesía es el acercamiento y la integración con los grupos organizados que existen en el país, así como la incorporación de varias de las organizaciones comunitarias, públicas y privadas, de los diversos polos interiores de la cultura.
En esa línea, se reconoce haber hecho posible la confluencia de la mayoría de integrantes de grupos y talleres poéticos diversos, toda vez que la poesía es una sola voz de conciencia de libertad, más allá de postulados éticos, estéticos o ideológicos.
Los tres lustros de intenso trabajo cultural del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica (FIPCR) han sido beneficiosos para el desarrollo de la poesía costarricense, pues ha abierto nuestro país a voces multiculturales, de las cuales se han nutrido las comunidades y los creadores costarricenses, quienes han podido confrontar su trabajo con las manifestaciones artísticas de otras latitudes, muchas de ellas, a miles de kilómetros de distancia física, pero de cercanía espiritual y creativa, para los afanes del factor humano.
