Tras la negativa del gobierno nicaragüense de abrir su frontera para que 3.000 cubanos siguieran su recorrido hacia los Estados Unidos, en una forma respetuosa suplican que el presidente Luis Guillermo Solís que visite los albergues ubicados en La Cruz, Guanacaste, para que les explique su futuro migratorio.
En un recorrido que hizo DIARIO EXTRA ayer por los centros donde permanecen los migrantes constató una relativa calma tras conocer que su futuro migratorio aún es incierto.
De acuerdo con los isleños, lo único que quieren es que el mandatario les explique lo acordado en la reunión que sostuvieron este martes los cancilleres de la región, lo que podrían enfrentar y el plan que tiene el país para sacarlos cuanto antes.
Algunos atrevidos están valorando la opción de trasladarse a Puerto Limón por tierra para buscar pescadores que se arriesguen a sacarlos del país de forma ilegal por aguas del Mar Caribe. Incluso aseguran que podrían fabricar balsas de madera con capacidad para trasladar hasta 20 personas en un viaje que, según ellos, duraría alrededor de dos días hasta llegar a costas de Honduras.
SIN MIEDO AL AGUA
Yordanis García, de 32 años, abandonó La Habana hace cuatro meses, atrás dejó a su madre, a su hija de 8 años, la profesión de cocinero y su otro negocio, que era organizar viajes ilegales de Cuba, donde asegura que ganó $12.000 (más de ¢6 millones).
"La capacidad en las lanchas es relativa, sin embargo siempre se meten más de la cuenta, luego de construir una embarcación que tardábamos hasta dos semanas. Todo se hacía ilegal, en casas que tienen patio al mar. Todos los días salen cubanos de la isla, haya mal o buen tiempo, para emprender un viaje de unas 42 horas", relató.
Este miembro de una organización que operaba en Cuba asegura que el momento de zarpar es en horas de la noche.
"Salimos de la parte norte del país a las 9 p.m., donde en el peor de los casos enfrentamos olas de hasta 7 metros o el desperfecto del motor de la lancha, casi nadie lleva chaleco salvavidas.
Cobrábamos $500 por persona, lo mío era buscar clientes y con el dinero recaudado ir a comprar comida, herramientas, crear la lancha, ponerle motor y buscar lugares de salida, ya que cada vez que zarpamos no se vuelve a ese sitio", detalló.
A 7 MILLAS DE TIERRA
Este intrépido caribeño recuerda con nostalgia su último intento por llegar a costas estadounidenses, estuvo tan cerca que pudo ver la tierra. En total llevó más de 110 personas.
"Del 2011 a la fecha lo he intentado seis veces, la última vez quedé a 7 millas de Cayo Hueso en Miami, veía tierra, sin embargo Guardacostas de Estados Unidos nos volvieron para atrás, fue frustrante después de estar tan cerca de concretar el sueño. Durante el recorrido nos topamos otros barcos que nos ignoran o echan encima, cada vez que fracasamos creamos una lancha. Ahora tengo otra oportunidad", enfatizó.
Este balsero asegura que todo lo que hacen es ilegal y los seis miembros del grupo siguen intentándolo después de encomendarse a Dios.
"Comprar lona, pegamento y demás accesorios es prohibido, siempre vamos a intentar salir de Cuba, a pesar de que mi padre y abuela son costarricenses, vecinos de Cartago.
Mi madre e hija se quedaron en la isla, donde es más fácil irse en balsa que por tierra, donde se enfrenta a narcotraficantes, violadores, ladrones y coyotes. No sabemos cómo vamos a morir", agregó.
CUBANOS DEPRIMIDOS
Trascendió que algunos isleños empiezan a mostrar síntomas de depresión y desesperación tras más de dos semanas en nuestro país, sin que les solucione nada aún.
Un cubano que es psicólogo y permanece reubicado en la Escuela Nocturna de La Cruz ha ayudado a sus compañeros de albergue, aconsejándoles que no estén únicamente durmiendo y en algunos casos no quieren comer. Otros, que no son muchos, han estado haciendo ejercicios, visitan el Parque Central de La Cruz, los más pudientes se van de compras, pero la mayoría se está quedando sin dinero y sin paciencia, sin que ningún gobierno les dé una explicación concreta.
DIARIO EXTRA por el momento no ha podido identificar un experto para empezar a tratar a esta gente que suplica ayuda.
