En medio del trajín, las preocupaciones y las demandas de quienes viven en ciudades y pueblos, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, también disfruta del aroma y el sabor de la cocina tradicional costarricenses.
Por eso qué mejor manera de agradecerle la visita al mandatario con un sabroso picadillo de papa y arracache en una tortilla casera, unos deliciosos elotes de maíz amarillo con mantequilla y un buen jarro de aguadulce como el que disfrutaron él y su comitiva en su última gira a la Escuela de Concepción de San Rafael, Heredia.
Con la sencillez que caracteriza a estos lugareños, gente amable y trabajadora, contaban con orgullo que aquellos deliciosos platillos eran el producto de lo que se cultivaba en sus patios y fincas.
Sin embargo, tras su chequeo médico en la Clínica Bíblica, donde los examinaron de pies a cabeza, el mandatario dijo a DIARIO EXTRA: “Fue un chequeo general. Gracias a Dios de todo estoy muy bien”, mientras reconocía que de acuerdo a su edad debe cumplir con su chequeo anual para evitar sorpresas.
Sin embargo ahora deberá ser menos goloso y aunque le cueste tendrá que rechazar algunas comidas e incluso hasta comer menos, debido a que la nutricionista que lo atendió en la clínica le dijo que debe cuidarse para evitar sobrepeso, el cual muchas veces genera otros males.
“Me dijeron que debo comer menos, mejor y más sano”, afirmó el presidente Solís medio en broma y medio en serio, con una sonrisa que lo delataba por su afición al buen comer.
De ahora en adelante, aunque le cueste durante sus giras y la tentación sea mucha, mejor cerrará la boca para mantenerse sano y fuerte.
