Roberto tiene 8 años, desde los 2 no veía a su papá, Alonso, porque cuando este se divorció los términos de la separación no fueron los mejores y Beatriz (madre de Roberto) buscó la forma de castigar la infidelidad de su expareja.
Roberto, Alonso y Beatriz son una familia ficticia, pero corresponden a una realidad que cada día es más frecuente en la sociedad costarricense. Incluso, lo más probable es que un matrimonio similar viva cerca de su casa.
Solo en el 2012, los juzgados de familia atendieron más de 13 mil divorcios, ya fuera por mutuo acuerdo o a través de un proceso judicial. En donde uno de los puntos más difíciles de lograr un acuerdo entre las partes es cuando se llega a hablar del tema de las visitas a los hijos que podrá tener el cónyuge que debe abandonar el núcleo familiar, situación que se agrava cuando hay resentimientos y este utiliza a sus hijos como mecanismo para hacerle daño al otro.
El juez de familia, Héctor Amoretti, comentó que esta realidad se ve en los juzgados y todavía existen algunos de sus colegas que piensan que la custodia de los hijos debe estar en manos de la madre. No obstante, también hay una tendencia en los letrados, en donde lo que se analiza es con quién tiene más vínculo el menor.
Esto ha provocado que quien no tiene la guarda crianza de su descendencia busque la forma de quitárselo al que el juzgado determinó, convirtiendo ese niño o niña en un trofeo personal, al cual al final tampoco le dan el tiempo y atención que este requiere, tal y como lo ha podido comprobar el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), según consta en algunas de las denuncias recibidas.
INSTRUMENTO DE CASTIGO
Actualmente, existen varias organizaciones en el país que buscan ayudar a padres y madres a quienes sus exparejas los han separado de sus hijos. A pesar que, según comentó Amoretti, la mayoría de estos casos corresponden a progenitores que quieren continuar un círculo de violencia contra su exconviviente, utilizando a sus hijos.
Federico Bermúdez, psicólogo especializado en este tipo de temas, explicó que esta situación a quien finalmente afecta es al menor, ya que se encuentra en medio de las dos personas más importantes de su vida y de quien le hablan mal constantemente, ya que en este tipo de situaciones tanto el padre como la madre le dice cosas al menor de su expareja, creando en él una afectación psicológica que puede incluso desencadenar en el suicidio.
