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Opinión

Editorial

Un perro macheteado o ahorcado, tortugas heridas, animales azotados, quemados, atropellados y destazados, en fin la lista es larga cuando se comienza a realizar un recuento de las últimas noticias al respecto. Es un hecho que a medida que pasa el tiempo se registran más casos reincidentes de maltrato contra los animales, lo cual evidencia la pérdida de tolerancia en la cual está cayendo nuestra sociedad.


La situación ha llegado a niveles tan exorbitantes que existen algunas personas quienes se dan el tupé de mostrar fotografías en las redes sociales en las cuales exhiben, como si fueran trofeos, las atrocidades practicadas a los pobres e indefensos animalitos, como si esto les diera algún rédito social.


La indignación generalizada por estos actos no se ha hecho esperar, además de críticas a través de los medios de comunicación, redes sociales y en la misma calle. Sin embargo, para detener situaciones como éstas hace falta más que palabras y enojos.


Justamente organizaciones sociales, civiles y de protección animal han trabajado en conjunto en la elaboración de una iniciativa de ley para castigar a quienes se atrevan a cometer estos actos reprochables.


Y aunque existen algunos criterios encontrados en la forma de castigo, al menos un primer paso se ha dado en la dirección correcta, claro está el movimiento no se concreta hasta que los señores diputados den su aprobación.


Ciertamente para una efectiva legislación es necesario asegurar la debida aplicación de su contenido, es decir velar por los recursos necesarios para implementar los controles y la canalización de los casos en esta materia cuyas nuevas responsabilidades tienen un costo.


Por otro lado, debemos tener conciencia en que el maltrato a los animales va más allá de los golpes y de actos violentos, también el abandono y el descuido forman parte de esta cadena.


Ello nos poner a pensar en que la misma sociedad debe trabajar en un alto social e inicia por una mayor conciencia desde los hogares y nuestros barrios.


Esta reflexión también conduce a inculcar a los más pequeñitos valores de respeto y tolerancia para los animales así como al medio en el que viven.
Asimismo, implica la valentía de denunciar cuando se tiene conocimiento de éstas malas prácticas.


No podemos ser una sociedad sana si irrespetamos todo lo que nos rodea, si una persona no es capaz de apreciar y de cuidar al medio ambiente ni a los seres vivos que en él habitan, tampoco es capaz de hacer lo mismo por las personas con quienes convive. En esto también debemos reflexionar.

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Miércoles 21 Agosto, 2013

HORA: 12:00 AM

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