La renuncia de Patricia Vega como jerarca del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) era noticia esperada desde hace meses por los diputados.
Las irregularidades e ineficiencias de esta institución quedaron demostradas en las comisiones legislativas al punto que los congresistas pidieron al presidente Alvarado no solo la salida de Vega, sino una intervención inmediata que nunca llegó.
Pero las razones de su salida, alegando que “no quiere generar más ruido al gobierno”, confirmaron a los diputados que el PANI nunca tuvo un norte y Vega tampoco tenía claro su rol en una institución que tiene a su cargo velar por la niñez del país.