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Opinión

No basta con abolir el Ejército

Editorial

El 1 de diciembre de cada año, Costa Rica conmemora una fecha vital en su historia democrática: la abolición del Ejército. Nuestro país lleva ya 71 años sin fuerzas armadas ni guerras, conviviendo en paz y con una buena calidad de vida.
Pero qué ingrata es la memoria de los costarricenses: olvidamos una fecha trascendental, claro partiendo de la costumbre que tenemos de vivir en armonía, pero no hay justificación para borrar un momento como el acontecido hace más de 7 décadas.
Si bien muchos podrán decir que es un asunto de colores políticos, tratarán de restar mérito a esa decisión de Estado y hasta discutirán las verdaderas razones para abolir el Ejército, lo cierto es que los ticos así somos felices y plenos.
Sin embargo, no podemos perder de vista que, si bien se eliminaron las fuerzas armadas, la guerra en las calles sigue, basta salir a hacer algún mandado, ir a estudiar o trabajar para darnos cuenta de que la tolerancia se ha perdido, y cuando menos lo espera uno, le echan el carro encima.
Y, si uno se descuida un poquito, cuando ve ya le están mentando la madre, en el mejor de los casos, porque también existen los conductores que ofrecen irse a los golpes y sinceramente como están las cosas no sabe uno en qué momento pasarán de puñetazos, patadas y aruñazos a un enfrentamiento con un arma, ya sea una pistola, un cuchillo o cualquier otro objeto que se pueda usar para herir a otra persona.
Y, como si la convulsa problemática en las calles no fuera suficiente, también están los problemas que se han desatado por temas de narcotráfico donde se desencadenó una guerra campal entre barrios y grupos por ver quién se deja los territorios, quién se siente más orgulloso de estar envenenando a los jóvenes y aquellos que ya no lo están tanto.
Las voladeras de bala, los muertos tirados en cualquier calle, sujetos quemados y algunos otros amarrados y tirados en mares o ríos deberían de encender las luces de alarma, pues a pesar de que no hay Ejército ni guerras, sí se le está haciendo daño a la sociedad con otras cosas, en especial con la falta de amor al prójimo y el excesivo cariño a los lujos, al punto que en muchas ocasiones la gente no puede dárselos, pero quiere tenerlos a cualquier costa.
A pesar de que no tenemos la obligación de enlistarnos, y que tal vez no vivimos en medio de la violencia de otros países que tienen Ejército, debemos cuidarnos, porque si seguimos a este paso nuestro futuro se volverá muy violento para los niños que están creciendo y para aquellos que están por nacer.
El vivir en la relativa paz que tiene Costa Rica es una dicha, no se compara con nada y nos ha permitido desarrollarnos como nación en aspectos tan importantes como la defensa de los derechos humanos y el pleno ejercicio de las libertades sin límites políticos ni menos de carácter militar.
Qué gusto más pleno es no conocer el ruido de un artefacto explosivo o de un arma de la milicia, no tener que ver a nuestros jóvenes vestidos de fatiga o de verde olivo, con cascos, con insignias de batalla.
Pero uno de los puntos más importantes es que ese dinero que muchos países destinan para sus Ejércitos acá en Costa Rica se usa para la educación principio que no podemos perder, porque es mejor dar la lucha en las aulas con cuadernos y valores que en las calles con armas.
Por eso se torna tan preocupante lo sucedido en las protestas de los universitarios donde se ha visto gran cantidad de hechos violentos y es que tenemos claro que todo mundo puede protestar y este es un privilegio en Tiquicia, sin embargo, no se puede atentar contra otras personas, ni dañar estructuras que otros usan porque eso es violentar los derechos de quienes no desean protestar o peor aún si se ataca a quienes se encuentran trabajando, como los policías.
No lo olvidemos: cada 1 de diciembre no resulta solo el comienzo de la época navideña, no se trata únicamente del inicio del mes de las fiestas y los regalos, es el día que nos recuerda que debemos reafirmar nuestros compromisos con el país, el día en que nos corresponde celebrar con orgullo que en Costa Rica no necesitamos Ejército para defendernos, pues el diálogo y el respeto siguen siendo nuestras más valiosas armas.
Recordemos esta importante frase: “Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer jamás será soldado”, para incentivarnos a dar una lucha de trabajo, valores y sobre todo tratando de hacer las cosas lo mejor que se puede para dejarles a las futuras generaciones un país del cual puedan sentirse orgullosos.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 02 Diciembre, 2019

HORA: 12:00 AM

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