El exsacerdote Mauricio Víquez Lizano descansa en el reclusorio sur preventivo varonil, que está a 2 horas del centro de la Ciudad de México en vehículo, luego de que fuera detenido, mediante un allanamiento a la vivienda ubicada en Monterrey, donde residía solo desde hace varios meses.
Víquez es acusado, según el Ministerio Público, de los delitos de abuso sexual y violación contra persona menor de edad, permanece con personas migrantes irregulares o en procesos de extradición o deportación, donde conversó vía telefónico con sus dos hermanos.
DIARIO EXTRA supo que el excura aceptó llegar a Costa Rica en menos de un mes, a ponerse a la orden del juez, mientras que la fiscalía pedirá prisión preventiva durante la audiencia de medidas cautelares que se llevará a cabo apenas llegue a suelo nacional.
Los hechos que se le acusan al exsacerdote se dieron en el 2003, época que la supuesta víctima tenía 12 años, ahora se maneja la investigación bajo el expediente número 18-854-994, que estarían abiertas las pesquisas con uno de los ofendidos, que no era ninguno de los que andaba en México.
A DEFENDERSE
DE ATAQUES
Rafael Rodríguez, abogado del excura, manifestó a DIARIO EXTRA que existe una primera denuncia que se está investigando.
“Con el expediente del 2018 tenemos habilitado por proceso judicial en nuestro país y podemos pensar en la extradición.
Para nuestros efectos podríamos pensar que las otras causas están prescritas, sin embargo habría que ver con el criterio de las partes y dependiendo de lo que deciden cabe un recurso de inconstitucionalidad”, explicó.
Rodríguez agregó que no ha tenido acceso a los expedientes, por lo que tiene que verificar cuales son las causas y los hechos que hay.
“Permanece en buena condición, ha indicado que está bien de salud, tranquilo y que le asignaron un defensor público. Participó en la audiencia donde se le hizo ver su condición de prisión preventiva y le garantizaron todos los derechos que tiene, luego de que fuera sacado de la casa donde no llevó ropa ni enseres personales y casi de inmediato fue trasladado al Distrito Federal”, detalló.
El defensor reitera que no existen motivos para darle prisión y que es claro que la gente quiere cárcel.
“No hubo rebeldía, nunca fue comunicado, no tuvo una orden de presentación ante la autoridad judicial que desobedeciera, la causa que está no fue la que se le comunicó. No es un reo rebelde, lo que hay es un ausente en una causa judicial a la cual no se le había asistido, no se fugó de ningún proceso ni de ningún centro penal, es un ciudadano que decidió irse del país ante la situación que se estaba generando”, acotó.
IGLESIA CONOCEDORA
Un documento confidencial revela que el 15 de mayo de 2018 el vicario judicial recibió la primera denuncia formal contra Víquez, quien según el afectado fue víctima de abuso sexual cuando tenía 13 años y ejercía como monaguillo.
Considerando que las acusaciones interpuestas contra el cura son gravísimas, el arzobispo de San José, José Rafael Quirós, decretó al vicario judicial realizar un procedimiento investigativo. Para el 27 de julio, emite decreto de suspensión de todos los oficios ministeriales.
Durante la espera de la decisión de la congregación para la doctrina de la fe, a cargo del cardenal español jesuita, Luis Francisco Ladaria, surgen nuevas víctimas, lo que sumaban 8, por lo cual citaron a Víquez el 12 de diciembre de 2018 para darle a conocer las nuevas pruebas en su contra y se le designó su abogado canónico.
Trascendió que el sacerdote los llevaba a comer a restaurantes de comida rápida, así como la invitación a su aposento en la casa cural donde uno de las supuestas víctimas compartió la cama en su tiempo de siesta.
Inclusive se habla de que se quedaron a dormir en la casa cural de sábado a domingo en la parroquia de Tres Ríos, mientras que en la comunidad de Patarrá, les mostraba supuestamente películas de contenido pornográfico.
El reverendo Rojas Picado, conocía de un folder con material pornográfico de índole homosexual y de la relación con un menor a quien llamaban hijo del padre, quien es hijo de la entonces servidora doméstica de la casa cural de Patarrá.
La desconsolada madre empezó a sospechar, luego de que contestara una llamada telefónica donde la alertaban de la orientación sexual del cura, lo que llamó la atención de la mujer ya que su hijo recibía regalos costosos para mantener la amistad con el cura.
No se descarta que Mauricio Víquez Lizano revele información sensible que al parecer conoce sobre conductos sexuales indebidas de algunos sacerdotes.
