En la salud no todo debe ser dinero

EDITORIAL

Todos sabemos que cuando una persona o un grupo inicia una empresa lo hace con el fin de ganar dinero, ya sea para vivir cómodamente o generar más recursos, expandir el negocio o abrir otros que estén relacionados.

Entendemos que quienes fabrican las medicinas y quienes las venden deben tener un porcentaje de ganancia, lo que no está bien es que traten de desangrar con precios elevadísimos a quienes se ven obligados a comprarlas, lo cual resulta injusto a todas luces.

Si las diferencias fueran de ¢20 o ¢100 no habría tanto problema, pero en muchos casos hablamos de miles de colones. Parece mentira, pero en especial esto sucede con los medicamentos para niños y adultos mayores, las poblaciones más vulnerables.

Se torna alarmante ver cifras como las entregadas por el exministro de Economía y actual diputado del Partido Acción Ciudadana (PAC) Welmer Ramos, en que se da a conocer que los ticos pagan hasta ¢120 mil millones de más por los medicamentos cada año.

De hecho, los ticos están pagando unas 10 veces más que en los países desarrollados, o sea, nos vieron cara de ricos o de otra cosa, para venir a sacarnos la plata de la bolsa con semejante descaro.

Porque seamos realistas, cuando usted se siente mal, pocas veces se va tomar el tiempo de buscar cuál farmacia tiene el precio más cómodo, es por eso que, con el proyecto propuesto, se pretende abrir el mercado de los medicamentos.

Tal vez de esta manera se podría variar los precios, pues al haber competencia a las casas farmacéuticas no les va a quedar más que dar costos más bajos pues tendrán que competir con otras.

Es inconcebible que de una farmacia a otra las diferencias resulten tan abismales. Cuando vemos esto nos ponemos a pensar por qué unos negocios tienen precios más accesibles, si se trata del mismo producto.

Entonces, no queda más que llegar a una conclusión: muchos vieron cómo hacerse millonarios a costa de la salud del pueblo. Y sucede lo mismo con los doctores que tienen costos de consulta exorbitantes, cuando en realidad hacen lo mismo que aquellos que cobran menos.

Basta con comprar una caja de acetaminofén en un supermercado, que en algunas farmacias tiene un sobreprecio de hasta ¢2 mil, y no porque traiga más, se trata de la misma presentación, con la misma cantidad de tabletas, entonces ¿al final cuánta ganancia obtienen quienes cobran más?

Es injusto que se ensañen así con el consumidor porque quienes acudimos a una farmacia lo hacemos para no saturar los servicios de salud por un simple resfrío o por un dolor tratable con medicamentos, no para que al descaro se aprovechen de nosotros.

Al consumidor no le sobra el dinero, si acude a una farmacia en algunos casos es porque ciertas medicinas no las da la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y en otros porque los medicamentos que les dieron en los hospitales no sirvieron o más bien provocaron una reacción adversa.

Cuando uno siente que le roban poco a poco, se va cansando hasta que posiblemente llegue el día cuando decida no volver a comprar allí y ya sabemos qué pasa cuando un negocio no tiene ventas y por lo tanto no genera ganancias.

Estas empresas deben entender que, a como está la situación económica del país, ya la gente no se deja llevar por nombres, mucho menos por la tradición familiar, ahora se trata de un asunto de calidad y precios.

Otro punto es que nos urge dejar de aparecer en la lista de los países más caros porque de lo contrario se desincentivará el turismo, pues quién va a querer viajar a un lugar donde todo le sale más caro, en especial las medicinas frente a una eventualidad.

Pensemos que si nos hablan de un país donde los medicamentos resultan más caros que en el resto del área la gente va a pensarlo más para venir, recordemos que nadie está exento de enfermarse.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Miércoles 12 Junio, 2019

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