No necesitamos el 60% del aparato estatal
La pluma del pueblo / René Barboza C.
Gracias a Dios este discurso ha tomado fuerza en estos días entre algunos diputados y diputadas, así como en el Ministerio de Hacienda, de manera en que se van juntando las fuerzas políticas para realmente articular el Estado y eliminar todos los cánceres de la administración pública.
Se desaprovechan sobremanera los activos que tiene este país y la riqueza económica que podría llegar a tener si se establece una serie de directrices y proyectos que paulatinamente devuelvan la confianza de un Estado eficiente.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, en Costa Rica hay alrededor de 330 instituciones públicas, en las que ya se ha demostrado que muchas cumplen una función similar entre ellas.
Hay un par de proyectos que apenas pueden ser un paliativo para el daño estructural que tiene nuestro Estado, ambos presentados por el exdiputado Ottón Solís, quien planteó cerrar algunos elefantes blancos como el Banhvi, el Mivah, el IMAS, el INVU, el Inder y la Fundación de Becas; esto para crear el Ministerio de Ayuda Social, lo que le permitiría al Gobierno ahorrar alrededor de 95000 millones de colones por concepto de salarios y demás gastos administrativos.
Con lo anterior, no sólo se agiliza la función del Estado, sino que también cumplimos con el espíritu de las demás instituciones, únicamente con la anuencia de que es una institución que por ser un ente natural no va a tramitar mucha burocracia para la otorgación de becas y bonos de vivienda.
Otra iniciativa responde a la unión de las superintendencias que armonizan las decisiones del sistema financiero, de manera que ya no habría nombramiento de cinco superintendentes y su “staff”, lo que a su vez significaría que la Conassif sería la institución independiente que determine las pautas de acción del sistema financiero incluyendo seguros, valores, pensiones, telecomunicaciones y banca; eso ahorraría alrededor de 20 mil millones de colones, según un estudio de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional.
También podemos hablar de unificar los dos bancos públicos que nos quedan, lo cual permitiría una competencia real en el sistema financiero, con un banco que sería aún más monstruoso que el Banco Nacional y el Banco de Costa Rica; para que se fusionen sus activos, pasivos, y sus deudas; para que la clase media tenga acceso a los créditos que naturalmente se necesitan, de manera que la función social y de banca para el desarrollo prevalecerían cuando únicamente los puestos políticos estén en manos de personas que entiendan el funcionamiento del sector privado.
Las finanzas públicas ya no dan y la reactivación económica tiene la bandera de la salvación, pero tenemos que demandarle a nuestros diputados y jerarcas de Gobierno que se orienten al bienestar social y al país que se le entregará a las futuras generaciones, antes de algunos privilegiados que no saben lo que es ganarse un trabajo con el sudor de la frente.
Estas medidas de privatización permitirían evitar la adjudicación y contratación directa entre empresas del Estado y que la figura de la concesión sirva para ayudar a la competencia sana y transparente entre los oferentes del sector privado.
Es el momento de que los diputados piensen bien que país quieren entregar, ya el modelo estatista demostró que no es capaz de sostenerse en el marco de la asistencia a todas las personas. Nadie está diciendo que no tiene que haber injerencia del Estado en la economía, pero si se pide que se aprenda a sumar y se de la reflexión sobre la función del Estado junto con el papel que debe jugar ante la economía.
Tomar estas decisiones no es fácil, pero la gente que tenemos más conciencia sobre el futuro, el país que va a nutrir a nuestros hijos y nietos, sabemos cual es la Costa Rica que queremos.
Así es como se debe pensar para prosperar como nación, recuperar el turismo, adueñarse de las fuentes de empleo y finalmente, darle la cara siempre a Hacienda con nuestras responsabilidades tributarias. No Albino.
