En tiempos difíciles
Editorial
El mundo convulsiona, la turbulencia no solo ocurre en Costa Rica. Percibimos el clima vuelto loco por todo el planeta, con fuertes lluvias cuando no corresponde, frío donde antes no había, polos descongelándose y gente de distintas latitudes muriendo de calor.
Sin embargo, aparte del tiempo atmosférico, en nuestras sociedades vemos cómo también se dan variantes, pues ciertas personas llegaron a puestos que solo unas clases sociales privilegiadas podían alcanzar, mediante partidos políticos que nacieron debido a que quienes ejercían el poder no lo entregaban o no lo compartían.
En poco tiempo, fuimos testigos de cómo el populismo y el comunismo golpearon ciertos países como Venezuela y Nicaragua, entre otros en lugares más distantes del planeta.
Observamos una separación más pronunciada entre clases sociales por el modo en que se maneja de dinero, lo cual genera que algunos en el mundo mantengan una vida ostentosa a costa de todos los demás.
Pero tampoco podemos ignorar la importancia que cobraron el desarrollo humano y tecnológico, pues incluso hicieron caer a muchos corruptos a la cárcel en diversos países, al demostrarles mal manejo de fondos públicos.
En estos tiempos, cada día se vuelve más difícil robar. Toda transacción queda reflejada en medios electrónicos y existen muchas formas de vigilar cuánto gana y cuánto gasta cada persona, haciendo más complicadas las jugadas sucias a la gente que no declara ante las instituciones respectivas.
Muchos años atrás, un periodista tardaba más tiempo haciendo una investigación de fondo, pero ahora resulta más fácil incluso saber, mediante herramientas tecnológicas, las salidas del país por parte de ejecutivos o políticos de carrera.
No obstante, como todo recurso al servicio de los seres humanos, siempre depende del uso que se le dé, la tecnología al mismo tiempo ha servido a algunos para dificultar la labor periodística, al colocar a los comunicadores en el papel de “los malos de la película”, simplemente porque hacemos muchas veces labores que corresponden a autoridades de hacienda o seguridad, cuyos mecanismos y controles funcionan para unos, pero para otros no.
En un sinfín de oportunidades, la prensa ayudó a la justicia, y lo sigue haciendo, aun cuando cierta gente diga que intervenimos en lo que no nos importa. Cabe recordar que somos el cuarto poder e incluso debe entenderse que algunos medios contribuimos al balance de la sociedad.
Con respecto a la problemática costarricense actual, algunos están en contra de la huelga y otros a favor por sus razones particulares, pero, tras un sondeo entre los ticos, muchos aceptan el plan fiscal siempre y cuando bajen los gastos de entidades públicas que ya no deben funcionar con la misma cantidad de trabajadores, porque sería más práctico reubicarlos en otras entidades en lugar de abrir nuevas plazas, pero eso, como muchas otras cosas, no lo quieren ver...
Entre otras observaciones hechas por los ciudadanos, resaltan la cantidad de estudios que hace el país para una misma obra, así como el calvario de los préstamos internacionales mal ejecutados.
Asimismo, el pueblo clama por el alto costo al presupuesto de pensiones que cobran unos cuantos, quienes nunca cotizaron a los diferentes regímenes y obtuvieron su jubilación sin pagar las cuotas faltantes, que sí debe cancelarlas cualquier ciudadano de la calle, como dijo un exministro de Comunicación.
Parece que este Gobierno sigue tapando la mala Administración anterior y no habla claro, porque una cosa es decir que se necesita pasar el plan fiscal y otra dejar eximidos en el mismo combo a sus amigos, que ganarán lo mismo o no tributarán como les corresponde.
Todos entendemos que se ocupa plata, salir de la situación en que nos encontramos resulta vital, pero ¿qué se puede hacer, pensar y sentir cuando vemos que sectores como exportación y alguna fundación quedan eximidos específicamente mientras que otros no?
Estamos urgidos de lograr la contención del gasto y ver cómo atraemos inversión internacional al país, para generar más empleo, pero entonces el tico de a pie ve que el Gobierno dice que dará trabajos haciendo calles, cuando es harto conocido que las licitaciones se otorgan a los mismos de siempre, que ya tienen sus planillas contratadas. ¿Cuál empleo nuevo están generando? ¿En los bolsillos de quién queda ese dinero de hacer calles? ¿Cuándo se prestará atención a las justas demandas de la ciudadanía en lugar de ignorarlas? El pueblo no es tonto ni ignorante, como algunos creen.
