Razones para la reforma del Estado…
Fernando Berrocal
Luis Guillermo Solís oficializó una frase de incapacidad para la historia: “no es lo mismo verla venir que bailar con ella”. Algo así es gobernar en Costa Rica.
No existe en América Latina un presidente de la República con menos poder y capacidad legal e institucional de gobernar y ejercer el poder político, como el caso del inquilino de nuestra Casa Presidencial. Quienquiera que este sea.
Eso no excusa, en absoluto, dejar pasar dos años sin entrarle a la crisis fiscal y la falta de ideas y acciones para reformar el Estado Costarricense y sus más de 300 instituciones y devolverle al pueblo, con servicios públicos de primer nivel y una buena gestión administrativa, sus plenos derechos constitucionales.
Tampoco excusa los últimos cinco gobiernos (dos del PUSC, dos del PLN y uno del PAC). Esta crisis de funcionalidad y eficiencia lleva más de 20 años.
¿Cuántas de esas 300 o más instituciones podrían ser, simplemente, un programa ministerial, sin costosas juntas directivas y con una sola Proveeduría y un solo Departamento Legal, eliminando alquileres y gastos innecesarios?
Hace años Mideplan debería haber hecho una propuesta legal de reforma.
En este país, una vez juramentados el presidente y sus ministros, cuando comienzan a gobernar, se encuentran con el siguiente cuadro legal y fáctico:
1.- El poder de los jueces: La política está judicializada y el poder político superior ha sido delegado en los magistrados de la Sala IV.
2.- El poder de los auditores: Tienen más poder de decisión los auditores internos de la Contraloría que los propios ministros en sus despachos.
3.- El poder de los abogados: Con sus dictámenes vinculantes, los abogados de la Procuraduría se pueden echar al pico cualquier iniciativa del poder político.
4.- El poder de la tramitología: El último gobierno duró tres años en resolver los procesos de apelación a las licitaciones para recarpetear nuestras carreteras y asignar los 250.000 millones de colones del impuesto a la gasolina. Así es nuestro país… desde las grandes licitaciones, hasta los gavilanes y la cola para obtener un insignificante documento o una cita.
5.- El poder de las instituciones: El Gobierno Central y la Asamblea Legislativa solo controlan el 30% del presupuesto. El otro 70% es terreno abierto para que las instituciones hagan lo que les da la santa y regalada gana. El principio constitucional de autonomía es un archipiélago de poderes fácticos independientes y soberanos.
6.- El poder de los otros: Solo el MOPT tiene seis consejos administrativos, dominados por los directamente interesados en la gestión y el Ministerio de Cultura algo así como 15 juntas directivas. Igual en otros ministerios.
7.- El poder de la burocracia: Si no se introducen nuevos paradigmas y sistemas actualizados y modernos de administración y trabajo…, ¿cómo se puede gerenciar eficientemente ese enorme paquidermo de casi 55 mil funcionarios y 42 sindicatos que es la CCSS?
Y así… muchos ejemplos más.
Estructuralmente, en este país, nadie manda y el sistema democrático de pesos y contrapesos, en beneficio de la gente, dejó de funcionar en Costa Rica.