Los diputados aún tienen mucho trabajo
Editorial
Aún faltan 79 días para que los diputados dejen sus curules. Será el próximo 30 de abril y mientras tanto tendrán por delante al menos 44 sesiones en el plenario. Eso significa 132 horas o 7.920 minutos.
Incluso un mes antes de las elecciones nacionales en primera ronda fueron constantes las sesiones que se suspendieron por falta de quórum o por una raquítica asistencia de apenas 39 o 40 legisladores.
Para los congresistas el tema de las ausencias es una de las grandes falencias en estos cuatro años. Sumado a casos extremos como el del socialcristiano Humberto Vargas, quien ha sido un fantasma en las sesiones.
Los padres de la patria todavía tienen mucho trabajo pendiente. En un rápido recuento podemos citar que faltan nombramientos en la Sala IV y la Sala III.
Para tener una idea, solo en la Sala Constitucional la espera para la designación tras la salida del magistrado Gilberth Armijo cumple dos años desde que en febrero de 2016 la Comisión de Nombramientos entregó la terna al plenario.
También deben terminar de resolver la reforma a las pensiones judiciales, a la espera de que la Sala IV dé a conocer su análisis.
Deben concluir las investigaciones en la comisión especial de créditos bancarios, que tras el informe del Cementazo de forma responsable se abocó a analizar otros casos.
Los diputados deben terminar de decidir qué pasará con la inmunidad del magistrado Celso Gamboa, personaje que mancha la institucionalidad del país.
Por eso hasta resulta cómico que ya algunos estén entregando los teléfonos celulares o limpiando sus oficinas, como hemos conocido.
Porque si de algo estamos seguros es que a falta de dos meses y medio para que termine su periodo, ninguno de ellos pide que no le paguen sus dietas. Recordemos que cada legislador gana casi ¢4 millones mensuales y recibe 500 litros de combustible, del cual pueden disponer para sus giras.
Sabemos que la agenda del Primer Poder de la República la maneja hasta el 30 abril Casa Presidencial por el periodo que se denomina extraordinarias, pero es irresponsable que los 9 jefes de fracción y los congresistas independientes no puedan llegar a un acuerdo para de una vez por todas resolver el problema fiscal.
Esa es una tarea que a pesar de que por argumentos electorales se le quiera atribuir toda la responsabilidad al actual gobierno, lo cierto es que las leyes se crean y se aprueban en la Asamblea Legislativa.
Argumentar gastos en viajes o despilfarro institucional puede ser válido para el control político, pero no puede ser la excusa para no enfrentar las reformas fiscales de manera responsable. La Contraloría General de la República se cansó de indicarles a los diputados de la crisis fiscal, del déficit y los cambios urgentes en el sector público.
En las manos de los legisladores está el futuro económico de Costa Rica, aunque lo renieguen, y son ellos los responsables de acercar a los sectores sindicales para lograr acuerdos en esta materia.
Los costarricenses los pusimos ahí para gobernar, para hacer lo mejor para el bien común, para enrumbar el país. No se vale el discurso populista, partidario y victimista. A las puertas de un cambio en el poder, el pueblo deja claro que quiere de sus representantes coherencia y sensatez en la toma de decisiones.
Señores congresistas, ustedes aún tienen mucho por hacer. Por favor, pónganse q trabajar y no dejen las decisiones trascendentales para los que vienen porque esa indecisión le ha costado muy caro a nuestro país.
