Padres admirables y despreciables
Carlos Javier Jarquín*
Progenitores detallistas y aplicados en los hogares merecen felicitaciones diariamente, porque trazan lo ideal para que sus hijos sean grandes colaboradores para el confort de la patria, he tenido la libertad de conocer padres que saben educar a sus hijos, les enseñan lo propicio a sus descendientes, los apoyan moral, económica y emocionalmente cuando este en el escenario necesita una palabra sincera de los labios de ese ser confiable. Esto no ocurre en todos los domicilios, aventurado y bendito aquel o aquella que viven con el perenne apoyo incondicional de su ascendiente, déjame indicarte; aprecia hoy a tus padres y abuelos, son lo esencial en tu preexistir, es por ellos tu fabulosa presencia después del Redentor divino, hoy sé obediente con ellos y respétalos invariablemente con leve atención sus experiencias que para ti son excelsas indicaciones, nunca te dirán un concepto que te perjudique en tu diario vivir.
En el mundo vigente de lo paterno se vive y se siente de todo, padres admirables y también despreciables, muchos desean tener hijos talentosos para gritarle al universo que son radiantes por tener hijos e hijas exitosos, para que vivan y compartan el éxito, el padre tiene que apoyar a su hijo constantemente, desde que se forma en el vientre de la madre, es absurdo que un padre abandone a su hijo cuando éste apenas estaba en pleno desarrollo del feto… dejó a su amada y a su hijo insensatamente por una aventura de locura, de lo cual pasó lamentándose el resto de sus días… ¿saben por qué?: le condujo al destino a la equivocación fatal por no pensar bien sus decisiones posteriormente concluyó creciendo múltiple de hijastros, a los cuales apoyó en sus estudios y estos crecieron intelectualmente como grandes profesionales , y le sufragaron echándolo de su propia casa, este señor se ilustró de buena lección, fue un espinoso traspié haber abandonado a su propio hijo. Que con nubes de dificultades triunfó y fue gran personaje, para su nación décadas después por azar del destino se conocieron, el padre le solicitó a su hijo que le ayudara, era el único, este, que no era un hombre rencoroso, lo hizo de forma especial, no estaba en su obligación, de todo corazón apoyó a su padre hasta su último respirar.
Para todos los padres imprudentes, espero que lo usen de prototipo, si alguien lo vive es pura coincidencia, esta narración la he improvisado, jamás dejen en manos de otros hombres a sus propios hijos e hijas, no los ignoren porque un día sus fuerzas físicas tendrán su fin y si desprecian y desconocen a sus hijos, la ley de la vida les pegará fuertemente por el mal pensar de su pasado. Nunca te sientas grande para siempre, porque nunca lo has sido, no lo eres, ni lo serás, batallar por el bien de un hijo en el presente es engalanar el mañana de cristales formidables es perfumar y asegurar tu futuro de aroma indiscutible.
*El chico poeta
