Al defensor Allan Miranda el Herediano lo contrató para tapar el hueco que iba a dejar Dave Myrie, quien le puso peros a la dirigencia para renovar negociando una opción en el exterior. Finalmente Dave se quedó para reclamar su lugar de lateral derecho, creándole un problema al cuerpo técnico.
La solución más salomónica fue perfilar a Miranda en una posición que no es la suya para que tapara goteras en la defensiva. Le pusieron el traje de salvatandas para la segunda jornada contra Uruguay.
Odir Jacques lo alineó de carrilero pero en el complemento lo ubicó de central por la lesión de Luis Omar Hernández, lugar que desempeñó ante Pérez Zeledón y ayer contra Saprissa desde el minuto 14 (tras la lesión nuevamente de Hernández).
Miranda se puso el traje sin sospechar que se convertiría en figura para el campeón nacional en este inicio de torneo.
Fue uno de los puntos altos del Herediano en La Cueva del Monstruo, por sus coberturas, juego en salida, marcaje y pases largos. En el uno contra uno salió casi siempre ganancioso.
Confesó a DIARIO EXTRA que no ha tenido problema de ser el apagafuegos del equipo porque lo que más le interesa es sacar los resultados, más allá que tenga que apoyar a un compañero desde el banquillo.
“Para mí es importante la confianza que me dan los compañeros en los partidos y entrenamientos. Llegué como un apagaincendios porque no se sabía si Dave se quedaba, al final llegó y seguí trabajando fuerte, calladito, con humildad, me tocó jugar de central y creo que lo he hecho de buena manera, me he esforzado mucho por mantener un nivel alto”.
Dice que siente como si llevara muchos años vistiendo la chema rojiamarilla, gracias al recibimiento que le dieron sus compañeros.
“Antes de llegar al equipo recibí un mensaje de Granados dándome la bienvenida, desde ese momento me di cuenta que iba a llegar a un equipo donde me iban a tratar muy bien. A la mayoría de compañeros los conocía como rivales o porque jugamos en otros equipos, y hasta el día de hoy la unión de grupo es grande y es lo que nos ayuda a mantener el buen paso que llevamos”.
Se esfuerza el doble para que el D.T. lo siga tomando en cuenta.
“Jugar de titular sigue siendo difícil, es un equipo grande con excelentes jugadores, uno no puede confiarse por haber hecho 4 partidos buenos, por el contrario hay que seguir trabajando por la misma tónica, con el mismo respeto hacia los compañeros, porque cuando eso cambia se equivoca el camino, tengo que seguir haciendo bien las cosas en un puesto que no es el mío, pero en el que me he llegado acomodar muy bien”.
LA OTRA CARA DE MIRANDA
Allan Miranda es oriundo de Desamparados, en primera división debutó con el Municipal de Pérez Zeledón y luego pasó a AS Puma Generaleña, donde vivió el amargo episodio de descender.
Tiene tres hijos, Daniel, Alejandro y Lucas, quienes son su inspiración. Su pasatiempo es visitar a su madre, abuela y compartir con amigos.
Entre sus planes está regresar a las aulas para sacar la carrera de Contaduría, pero como proyecto a futuro quiere ayudar a personas de la calle.
“Me conmueve mucho ver gente que siempre está pidiendo plata, personas adultas, con enfermedades”.
De hecho el domingo antes del partido mostró su lado más generoso: “Me topé a una señora pidiendo plata, la habían operado de la rodilla, no tenía rótula, casi ni podía caminar, padece artritis en la mano, la invité a comer y me dijo que una pastilla quita el dolor pero el hambre no, dan ganas de llorar ver personas así.
Uno no es que tiene mucho, pero Dios lo bendice con muchas cosas. Ayudar a la gente es un proyecto que me gustaría hacer realidad”.
Allan Miranda y el Herediano regresan hoy a las prácticas a doble jornada para preparar el partido del domingo contra el Cartaginés, correspondiente a la jornada 5.
