El Estado: el mayor generador de pobreza y desigualdad en nuestro país

En los últimos meses se ha estado informando sobre una serie de abusos que se dan en muchas de las instituciones públicas. Tal es el caso del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), que utilizan la mayor parte de sus recursos no en otorgar mejores bienes y servicios (y por consiguiente mayor bienestar) sino que por el contrario en pagar salarios desproporcionados a sus funcionarios, los cuales no se sustentan en el cargo, títulos académicos, ni en su experiencia.

Encontramos una cantidad de empleados que no se requieren en dichas instituciones, como en el ICE un árbitro de fútbol, arreglistas florales, preparador físico deportivo, técnico asistente en fisioterapia, profesiones que no tienen ninguna relación con la naturaleza de dicha institución. Encontramos aquí 22.300 funcionarios en esta institución, cantidades sobrantes de funcionarios en determinadas áreas y departamentos como 87 cocineros que laboran en el ICE.

Pero cuando se le pregunta al costarricense cuál es el objetivo de estas instituciones se nos ha dicho que son garantes de satisfacer las necesidades de la población de la mejor manera y funcionando de forma no lucrativa sino con un fin benéfico, de bienestar social.

Sin embargo lo que se desprende del desfase que provoca que más bien sean los bienes y servicios otorgados por estas instituciones los de más altos precios, vemos que el monopolio de ambas no permite que sus precios y su calidad sean competitivos.

Son las familias costarricenses de menor nivel socioeconómico sobre las que recaen estos gastos superfluos, las personas que están capitalizando los recursos económicos del país son los funcionarios públicos, muchas veces innecesarios en estas entidades a costa de la población de clase media baja.

Cuando vemos que la realidad es otra conviene preguntarnos ¿Se ha convertido el Estado en el mayor generador de pobreza y desigualdad en nuestro país?

Muchos ignoran que todas las instituciones públicas se mantienen mediante las contribuciones de todos los ciudadanos del país y consta del crecimiento económico que se tenga, en el que el sector privado es pilar fundamental como sector productivo de la sociedad.

El error en que incurrimos al ignorar esto es que las empresas muchas veces transfieren los costos productivos a sus empleados, dado que si no su negocio no sería rentable y muchas veces -como está pasando- terminan recortando su planilla o trasladando sus operaciones, traduciéndose en menos ingresos para el Estado.

Por ello tenemos un déficit fiscal proyectado del 5,7% del PIB y va en aumento, cuando el gasto es mayor que el ingreso el país se endeuda y empobrece a la ciudadanía.

El ICE cerró el 2014 con un déficit de ¢62 mil millones, los costarricenses como dueños de estas instituciones debemos preguntarnos si están siendo rentables y proporcionándonos un mayor bienestar o si al contrario se requiere una reestructuración de las finanzas, competencias y la administración de estos entes para que no continúen teniendo pérdidas.

Defender los abusos no solo es irresponsable, también es una falta de civismo que tarde o temprano llegará el momento en que sea insostenible para el país. Ya tenemos una deuda cercana al 42,5% del PIB y esas mismas personas con intereses particulares no tendrán de dónde seguir aprovechándose si la insostenibilidad financiera se mantiene. Decía Ayn Rand: ‘‘Uno puede ignorar la realidad, pero no las consecuencias de ignorar la realidad’’.

PERIODISTA: Mariela Palma Cambronero

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Martes 14 Julio, 2015

HORA: 12:00 AM

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