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Opinión

¿Crear empleo nacional? Empecemos por la carretera a Limón

Todos los candidatos a la presidencia de Costa Rica andan diciendo por allí que la creación de empleo es uno de los principales objetivos del país. Estoy de acuerdo. Pues muy bien, empecemos por generar empleo a partir de la construcción de nuestras propias carreteras. Sigamos la vieja receta keynesiana que nunca falla: la generación de trabajo y empleo a partir del emprendimiento de grandes obras de infraestructura y construcciones con empresas y trabajadores nacionales. Lo hizo Roosevelt en los EE.UU. después de la Gran Crisis del 29-30; lo hizo Adenauer en Alemania, después de la II Guerra Mundial en el proceso de reconstrucción de su país. Lo han hecho otros países del mundo, incluso algunos de América Latina en los últimos lustros.


Ni Roosevelt ni Adenauer fueron a llamar a empresas chinas ni a nadie del extranjero. Todo lo contrario. Tenían claro cómo dinamizar sus economías y cómo generar crecimiento. Lo hicieron con empresas y trabajadores de sus propios países: estadounidenses y alemanes, según cada caso. Crearon millones de empleos. En el caso de los EE.UU., se construyeron cientos de miles de kilómetros de carreteras, puentes, represas e infraestructura. Solo 10 años después (en 1940) el país se había recuperado económicamente. En el caso de la Alemania sucedió lo mismo. Los dirigentes democráticos que heredaron un país devastado (después del desastre del régimen nazi y de la II Guerra Mundial) tuvieron que arrancar de cero. En muchas de las grandes ciudades no quedó piedra sobre piedra. Tuvieron que reconstruir el país. Y Adenauer lo hizo con empresas alemanas y trabajadores alemanes. No fue a llamar a nadie de afuera. Con los dineros el Plan Marshall contrató gente de su propio país. Para 1960, Alemania era, nuevamente, una potencia económica en Europa. La fórmula es simple.


En Costa Rica tenemos que hacer lo mismo. Y la primera opción es, desde luego, la ampliación de la carretera a Limón. Bajo ninguna circunstancia nuestro país debería firmar ese contrato con el Gobierno de China que tiene 4 gravísimos problemas:


Nos impone una empresa constructora china, luego todo el beneficio económico de la construcción (y la sinergia que supone) beneficiará a una empresa de ese país, y no a las empresas costarricenses;


Los trabajadores serán chinos, en lugar de costarricenses, cuando hay miles de costarricenses necesitando trabajo (nuestra tasa de desempleo real del 10,4% en el 2013 según el propio INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos), sin contar allí el sub-empleo, que es gravísimo).


La empresa china está en lista negra del Banco Mundial, condenada por entidades de la Unión Europea y diversos cuestionamientos de corrupción en varios lugares del mundo.


Varios de los componentes del contrato tendrán como plaza judicial de litigio Beijing. En caso de diferencias, tendríamos que ir a litigar en idioma chino, y en Beijing, en el “estadio del equipo contrario”. Esto no tiene ningún sentido. Es indigno.


Si realmente queremos generar empleo tenemos que empezar por casa, contratando empresas y trabajadores costarricenses. Muchas de nuestras empresas constructoras son exitosas en el resto de América Central. Construyen en Guatemala, Nicaragua, Honduras, o han participado en obras de gran magnitud como el Canal de Panamá. Y, sin embargo, aquí en Costa Rica (en un acto de malinchismo asombroso) nuestros últimos gobiernos tienen varios años de entregar nuestras más importantes obras de infraestructura a empresas extranjeras, en contratos oscuros y perjudiciales para el país. Ya es hora de que nos pongamos los pantalones largos como país y tengamos un poco de orgullo e inteligencia. En un país urgido de gran infraestructura, nuestra fuente de crecimiento y generación de riqueza está allí, frente a nosotros.

 

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Martes 10 Diciembre, 2013

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: Jaime Ordoñez

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