Editorial
No será tan popular en una campaña, como quizás sí lo puede ser bailar swing criollo, buggie, reggaetón o como pueda ser una visita al mercado central y las ferias del agricultor.
Sin embargo, el país se encuentra necesitado de escuchar las propuestas de los distintos candidatos a la presidencia, no a sus representantes, y contrastar su contenido para poder formarse una opinión acerca de a quién escogerán para conducir los destinos del país en los próximos cuatro años.
Y es que muchos señalan que a tres semanas de haber arrancado la campaña electoral, la política no calienta más allá de la chota de algunos, las novelas de puñales y los triquitraques entre las asambleas internas de las agrupaciones para definir candidaturas.
Lo malo es que también hay algunos aspirantes que limitan por “agenda apretada” la aparición pública en eventos de discusión entre iguales y prefieren mandar a un representante para no dejar la silla vacía, abriendo miles de preguntas para los espectadores.
Otros, por el contrario, reclaman que no están siendo invitados quizás por no encontrarse en los primeros lugares según las encuestas, pero igual que sus rivales poseen el mismo derecho a expresar las propuestas que tienen para hacer de Costa Rica un país mejor.
Lo cierto de todo esto es que el pueblo está cansado de falsas promesas, incluso no encuentra atractivo integrarse a un proceso electoral, donde su rol como votante es vital para nuestra democracia pero también para hacer una justa distribución del poder en todo el sentido (Congreso y Gobierno).
La gente efectivamente está cansada, y la única forma de cambiar eso es proyectando la fórmula, no mágica, para revertir procesos que están golpeando la calidad de vida de los habitantes.
Por eso a la par de las visitas a las comunidades, encuentros en salones comunales, el debate entre candidatos se vuelve importante porque hoy el elector es más selectivo, más duro y crítico; por lo que ganarlo solamente será a través de esa comparación de propuestas serias y con contenido.
Es falso que la ciudadanía tomará panfletos para aprenderse de memoria qué propone cada uno, o con el simple discurso se irá de bruses hacia un lado u otro, pero a través de encuentros de discusión los diversos grupos y el mismo costarricense podrán tomar posición y confiar, luego de comparar para así acudir con mayor tranquilidad a las urnas el próximo domingo 2 de febrero. Así que señores candidatos enfréntense con debates de altura y expongan las cartas con las cuales harán mejor a esta nación.
