Descomposición social

Álvaro Chaves Sánchez

En el panorama nacional, hoy se hace más notoria la enfermedad de la descomposición social, cuando observamos que para algunos el respeto esencial a los derechos humanos ya no reviste ninguna importancia, esto se refleja cuando quienes están en posición de poder y están llamados a dar el ejemplo de respeto a sus hermanos, manejan acciones deshumanizadas.

Por ejemplo, como cuando apoyan tendencias o tesis destructoras del sagrado principio de respeto a la vida humana, avalan el asesinato de seres humanos indefensos que están en el vientre materno, con el argumento de que el aborto en algunos casos parece ser necesario sin considerar que cuando se aborta un ser humano en gestación solo por tener anomalías o discapacidad se le estaría negando a vivir por tener tal problema.

No podrá disfrutar la vida a la que sí tendría derecho un bebé sano, de la misma forma violentando principios constitucionales como los artículos 51 y 52 de la Carta Magna, los que indican que la Familia es el elemento natural y fundamento de la sociedad, que tiene derecho a la protección especial del Estado, así como el numeral 52 que señala claramente que el matrimonio es la base esencial de la familia y descansa en la igualdad de derechos de los cónyuges.

Se debe tener claro el Código de Familia, en su artículo 14 punto 6, que trata sobre la imposibilidad o prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo. Si desoímos el mandato moral y legal por acoger teorías externas tendentes a la búsqueda de libertinajes, el futuro no será muy halagüeño.

Cuando vemos que se realizan esfuerzos por crear leyes para la protección de animales y evitar el maltrato de estos, pero descuidamos al ser humano, llegamos a más incertidumbre, especialmente si la colectividad social, por medio de agitadores gremiales, es sometida al temor y se le prohíbe el libre tránsito en vías públicas, el camino se torna más empinado y la descomposición crece.

Para colmo de males, surgen grupúsculos de agitadores sociales que pretenden volver al pasado por medio de la realización de actos de barbarie, irrespetando la autoridad y el orden establecido y pretendiendo quemar vivos a quienes tienen por mandato legal la obligación y la autoridad de mantener el orden social.

En siglos pasados, los vándalos destruían y quemaban los bienes ajenos, y también hacían hogueras humanas y prendían fuego a quienes tenían otras ideas, como sucedió con Juana de Arco.

Si a quienes cometen actos vandálicos no se les aplica con rigor el peso de la ley, estos continuarán alimentándose de la impunidad y la enfermedad social cada vez será mayor. Nuestro pequeño país es grande en humanidad, aspira a mejores condiciones de vida, desea terminar con las filas en clínicas y hospitales, con las presas vehiculares, con la inseguridad ciudadana, con los altos índices de desempleo, con los altísimos intereses bancarios.

Todos queremos el bienestar para nuestros hijos y nietos por lo tanto es necesario parar por medio de la ley a quienes pretenden sembrar el caos, la corrupción, la vagancia y el desorden, ya que esto último también contribuye a la descomposición social.

Sería mezquindad no reconocer en este comentario el esfuerzo y la visión patriótica que han emprendido un alto número de diputados apoyando la propuesta del señor presidente de la Asamblea Legislativa Carlos Ricardo Benavides y otros compañeros para terminar con el abuso de quienes abandonan la responsabilidad laboral para irse a huelgas ilegítimas a sabiendas de que, aún sin estar trabajando, recibirán salario por los días no laborados.

Además, paralizan por medio del desorden el desarrollo normal de las actividades en la empresa privada, así como las funciones esenciales en diversas entidades estatales dedicadas a los servicios médicos, salud, seguridad, educación y otros, de hecho, este es un importante aporte en la búsqueda de terminar con la destructiva descomposición social.

*Abogado y exdiputado

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 14 Diciembre, 2019

HORA: 12:00 AM