Rómpeme, mátame

Esta melódica y suave, pero terrible canción, del grupo español Trigo Limpio, tuvo tremendo éxito a finales de los 70 en todo el mundo hispanoparlante, tanto que se constituyó en un clásico de aquella época y de lo que hoy se conoce como la música plancha.

Aymara Salazar fue la voz que llevó esta canción al olimpo musical de todos los tiempos, posteriormente Patricia Fernández continuó enarbolando el discurso musical. Uno, en el que la mujer es representada como un ser sin voluntad que no existe sin el reconocimiento de su ser amado.

Un discurso que invita al homicidio como muestra de amor: “prefiero que tú me mates, que morirme cada día…” pero en el que sin lugar a dudas reduce a la persona amada a un objeto que puede ser poseído y, por lo tanto, destruido a placer.

“Tu lengua: insulto y caricia, pero así me siento viva…” bueno y sigue por el estilo hasta desembocar en una absoluta confesión de dependencia que los estudiosos llaman relación tóxica: “Mátame pero no me ignores. No, vida mía.”

Fue en el Festival Oti de 1977, hace ya casi medio siglo, que logró un tercer lugar y cualquiera podría pensar que es una cosita de museo, pero las eternas rancheras de los machos mariachis que se dicen el Rey y las nuevas tendencias lideradas por el reguetón hacen pensar lo contrario.

Y es que ese sentimiento de supremacía masculina aunado a la intención romántica hacia una o varias mujeres es precisamente lo que se llama machismo. Sin duda proviene de un concepto equivocado del amor, cuyo error empieza con los adjetivos posesivos, pasa por ofensas verbales, tortura y llega finalmente a la muerte, por lo general de la mujer amada.

Pero no solo el reguetón y las rancheras ostentan mensajes machistas, grandes íconos de la música comercial y popular tales como Sandro de América (“Una muchacha y una guitarra”), Sui Generis (“Necesito”), Ricardo Arjona (“Mujeres”) y hasta el mismo Joaquín Sabina tienen canciones cargadas de machismo.

Y es que el tema romántico desde un varón machista que se respete comienza por serás mía, sos mía y finaliza con fuiste mía, en que la muerte es hipérbole de un sentimiento apasionado: y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres…

Y no es que yo piense que por escribir y cantar canciones con estas letras se pueda tildar de machista a Sabina o a los Guns N’ Roses, que se hicieron famosos con aquel estribillo de “I used to love her, but I had to kill her”. No.

Más bien en muchos casos la sorna con que se cantan esas letras invita a reírse de actitudes evidentemente retrógradas del protagonista de la canción, exagerando hasta lo cómico situaciones que pueden ser realmente dramáticas y hasta ofensivas si se extirpan del contexto músical de entretenimiento del que provienen.

Pero algo debió haber influenciado la canción de Trigo Limpio en varias generaciones de mujeres y de hombres hasta la fecha. Yo no sé. Algún día los estudiosos crearán un logaritmo que develará su influencia psicosocial con datos estadísticos y podremos sacar conclusiones.

Por ahora a nadie se le ha ocurrido promover la censura de estas canciones y es que desde finales del siglo pasado se decidió que en Costa Rica no existe la censura previa, pero que cada quien es responsable de las consecuencias que genera en el ejercicio de su libre expresión.

Expresiones musicales que, en el caso de Juan Carlos Calderón, autor del éxito sensacionalista “Rómpeme, mátame” resultan en apologías del delito, porque, intentando subliminar un resultado químico, invitan a extremos emocionales absolutamente innecesarios en un arte desconocido para muchos.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Jueves 12 Diciembre, 2019

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Petronio Marcenaro R.