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Opinión

Mano peluda en elección de magistrado

EDITORIAL

Lo sucedido el miércoles en el plenario, cuando se trataba de elegir al magistrado propietario de la Sala III de la Corte Suprema de Justicia, es la forma más vil e irresponsable de cómo los políticos siguen usando descaradamente puestos como botín.

Durante más de seis horas los legisladores estuvieron en una estira y encoje para elegir finalmente al candidato idóneo para el puesto de magistrado de Casación Penal, quien llegará a ocupar el cargo que dejó Carlos Chinchilla Sandí, expresidente de la Corte, pero este tiempo fue insuficiente. 

En medio del ajetreo de la elección, 12 congresistas cuyos nombres no trascendieron, excepto el de Erwen Masís, del PUSC, se sacaron de la manga a un candidato, José Gregorio Briglia Peralta, juez de San Ramón. 

Este señor, de acuerdo con informaciones oficiales del Congreso, no fue recomendado por la Comisión de Nombramientos, tampoco cumplió en votaciones anteriores con documentación relevante y fue descalificado de dos procesos en 2017 y 2018 para ocupar la silla de otros dos magistrados salientes. 

Es decir, hubo en la sesión del plenario la intención de un grupúsculo de diputados y diputadas que sigue traficando influencias, que abusando del voto secreto piensa y quiere meterles un gol a los costarricenses. 

Cómo es posible que si la Comisión de Nombramientos lleva meses, sobrepasando los tiempos que establece la ley para reponer esos puestos, estén fraguando meter a un amigo, a un conocido, a un familiar, que además en tres procesos ha demostrado no estar en las condiciones para ser nombrado magistrado en la Sala Tercera.

No hablamos de un puesto cualquiera, sino de la Sala de Casación Penal, la que dio un horrendo espectáculo hace un par de años, cuando la mayoría de sus anteriores integrantes (Celso Gamboa, Doris Arias y Carlos Chinchilla) se vieron en el ojo del huracán, en medio de un caso como Cementazo y otras acusaciones morales y éticas.

Fue esa misma sala la que entró en una crisis y por “default” arrastró al resto de la Corte a la crítica, la duda y el desprestigio.

Qué flaca es la memoria de algunos padres de la patria, quienes siguen pensando que pueden meter mano en estos nombramientos. Hoy la ciudadanía sigue de cerca el accionar de los políticos y ya no se chupa el dedo.

Los ticos estamos viendo en tiempo real las movidas de los flamantes legisladores cuando surgen estas elecciones a puestos importantes y estamos en la obligación de pedir explicaciones, de sancionarlos moral y éticamente, de señalarlos por aventajados y abusivos cuando quieren hacer movidas por debajo de la mesa.

¿Quién es Gregorio José Briglia Peralta? ¿Milita en algún partido? ¿Cuál es el interés de meterlo de la nada a la votación? ¿Qué buscan los 12 diputados que se sacaron de la manga a este candidato, a sabiendas de sus deficiencias? ¿Por qué no son más valientes y se levantan públicamente a decir sus razones? ¿Será acaso que el discurso de la transparencia, la rendición de cuentas y la ética se quedaron este miércoles en las gavetas de los despachos de estos congresistas?

Los costarricenses estamos hastiados de tanta movida política, de tanto interés subterráneo y oscuro. Si la Comisión gastó tiempo, recurso humano y dinero, pues a esos diputados se les reconoce por estar ahí sentados, ¿cómo a un pequeño grupo eso le vale poco o nada y un acto irresponsable se brinca las normas, pasándoles por encima a la decencia?

Podrán decir que la ley permite meter a cualquier hijo de vecino que no esté en la terna y al último momento, pero justo ese tipo de comportamientos de dudosa procedencia es lo que nuestro país debe evitar a toda costa. 

No les basta con la bofetada que nos llevamos todos hace solo un año, cuando vimos a los tres poderes de la República pendiendo de un hilo, encarados, desprestigiados, desmoralizados en medio de una tormenta por tanto favor político, ventilado en sus bajas pasiones. Eso fue impactante, pero ya vimos que no suficiente para algunos que siguen con esas prácticas nocivas y abusivas. 

Muy bien lo dijo la legisladora Zoila Volio, “si no les parecían los candidatos… llevan quien les ronque, pero no pueden jugar así el día que estamos eligiendo con los ojos del país encima. Por eso tenemos el desprestigio que tenemos. No sean tan cobardes y a ver quiénes fueron esos 12 diputados”. 

De cara a este tipo de situaciones bochornosas deben los congresistas poner las barbas en remojo y modificar de una vez por todas el procedimiento al que debe echar mano la comisión, cerrar los portillos al favoritismo y al amiguismo político. 

Esta Asamblea parece venir haciendo bien las cosas, entonces es momento también de cambiar esto del voto secreto y darle a la ciudadanía una muestra contundente de la transparencia y la verdad. 

No más movidas políticas. La elección de magistrados debe despolitizarse por amor al país, al Estado de derecho y a la democracia, que bien golpeada está. 

El magistrado de la Sala Tercera debe salir de la terna elegida y esta, al día de hoy, está conformada por Álvaro Burgos, Sandra Zúñiga, Gustavo Jiménez, Cynthia Dumani y Omar White.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Viernes 06 Diciembre, 2019

HORA: 12:00 AM

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