Elecciones aseguradas
Los costarricenses saben que cada cuatro años, en dos ciclos distintos, pueden votar. En unas ocasiones para elegir al gobierno nacional y en otras a los gobiernos locales. Como la salida del sol por las mañanas, lo dan por descontado. Nadie se acuesta pensando si al día siguiente despuntará el alba y nadie, en Costa Rica, se pregunta si, en el año que toca, habrá o no elección. Hemos naturalizado lo que, tristemente, no es así de seguro en otras latitudes, donde siempre cabe la incertidumbre de si habrá o no elecciones, de si lo dejarán o no votar a uno y de si se respetará o no el resultado de la votación. Esa zozobra ni nos la imaginamos, porque aquí las elecciones están aseguradas. No sabemos quién ganará, pero sí sabemos que será el más votado, que podremos votar y que ello ocurrirá en la fecha establecida.
Eso es motivo de orgullo. Sobre todo, para los funcionarios electorales, porque en su profesionalismo y mística descansa esa certeza. Por eso es lamentable que uno de los sindicatos del TSE dijera recientemente que las próximas elecciones estaban en riesgo. ¿Las pruebas para sostener esa afirmación? Ninguna. ¿La razón para hacerla? No les gusta el modelo de remuneración (salario único) que el TSE definió para unas plazas temporales que se abren de cara a las elecciones.
¿Por qué esta decisión del TSE? Porque la delicada situación fiscal exige ser austeros en el uso del dinero de los costarricenses y esa medida le ahorrará al país 238 millones de colones. Para no lesionar los ingresos de nuestros funcionarios, el que lo desee, podrá asumir esas tareas especiales manteniéndose en su puesto, con la remuneración ordinaria de este. Y para no comprometer la excelencia con que harán ese trabajo, el TSE ha reforzado la capacitación de estos funcionarios, incluidos los nuevos que lo harán bajo la modalidad de salario único.
Nuestros funcionarios, con sus derechos intactos y óptimamente capacitados, le aseguran una vez más a Costa Rica unas elecciones de primer nivel mundial.
