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Opinión

Turismo nacional en descuido

EDITORIAL

Hace un par de días trascendieron datos concernientes al sector turismo que generaron reacciones positivas y halagüeñas. La información revelaba que la cantidad de habitaciones disponibles en Costa Rica se incrementó un 31%. Cifras oficiales del Instituto Costarricense de Turismo (ICT) revelan que en 2010 había 43.715 habitaciones y para 2018 la aumentaron a 57.233. Es decir, en ocho años la capacidad hotelera logró 13.518 espacios más para recibir a los turistas.

Por supuesto que aplaudimos esos números y estamos conscientes de la necesidad urgente de reactivar un sector que ha sido pilar fundamental de la economía nacional. 

Es justamente cuando vemos tales estadísticas que pensamos que el sector turismo debe reforzar sus estrategias porque está enfocado únicamente en el visitante extranjero, en el que trae los dólares y los euros. 

Si bien es cierto se desarrollan campañas que invitan a los costarricenses a turistear por el país, lo cierto es que para muchas familias es materialmente imposible darse un paseo por su propia tierra. 

Muchos de los hoteles, centros de recreo y otras atracciones nacionales, por no decir la mayoría, invisibilizan al local, al turista tico que quiere y desea recorrer este bello territorio a lo largo y ancho.

Planificar unas vacaciones en suelo patrio es una pesadilla. La opción que ofrecen los operadores son los tours de un día, pues saben de antemano que el costo de quedarse a dormir en un hotel, cabañas o cabinas, las comidas y el entretenimiento para una familia está fuera del alcance de los ticos porque algunas tarifas son exageradas.

Esto es ingrato porque el sector turismo tiene entre sus potenciales clientes a miles de turistas nacionales. 

El ICT y las cámaras de turismo se frotan las manos cuando ven las cifras de extranjeros que entran a Costa Rica. Esos números no son nada despreciables porque en el primer semestre del año en curso arribaron 1.724.965 visitantes, lo que implica un aumento del 3,9% si se compara con el mismo periodo de 2018.

Cuando se ven estas cantidades de gente entrando por los principales puertos de embarque dan ganas de brincar de la alegría y aplaudir, pero ha habido momentos en que la situación no es tan halagüeña. 

Los empresarios cifran sus esperanzas anuales solo en ese dinero que traerán los turistas extranjeros y por estar pensando solo en los dólares han dejado ir a una clientela que está dispuesta a invertir, que darse una buena vida, pero con medida, y este también es un nicho atractivo. 

Es paradójico, los nacionales están comprando boletos de avión a destinos impensables y no son nada baratos. Es decir, el dinero que podríamos inyectar a nuestro sector está yéndose. 

Vamos a ver. Hace un par de años los ticos viajaban a destinos relativamente cercanos como México, Cuba, Nicaragua y Panamá, por mencionar algunos. Ahí se daban la gran vida con menos de la mitad de la inversión que debían hacer para vacacionar en Costa Rica. 

Con esto de la democratización de los vuelos comerciales y la proliferación de sitios que promocionan boletos, estadías, comidas, atracciones y más los costarricenses vieron una posibilidad de turistear con calidad y a precios razonables, lo que no se puede hallar en nuestro país. 

Ahora los nacionales optan por cruzar el Atlántico, Europa y Asia son destinos muy atractivos que ofrecen precios competitivos.

No entendemos cómo hay hoteles de tres o cuatro estrellas en el país que cobran la estadía de una familia de cuatro miembros, por cinco días, más caro que comprar un paquete vacacional full en un destino en el exterior. 

Hablamos de estancias de $200 y $300 la noche por persona y en una buena cantidad de ofertas pensar en la comida es un rubro adicional. 

Hay estancias en nuestras playas que cobran al turista nacional hasta $3.000 por estadías de 4 noches y 5 días, suma que a decir verdad es exorbitante si se toma en cuenta que el salario promedio de una familia de clase media es de ¢500.000 mensuales. 

Por esa misma cantidad los turistas nacionales hacen maletas, abordan el avión, llegan a los aeropuertos del Caribe, América Latina y Europa, son tratados espléndidamente y no duermen en hoteles de menor categoría, por el contrario, muchos de estos alojamientos se esmeran por hacerles sentir especiales, al menos en vacaciones. 

Sin menospreciar lo que tenemos aquí, por ejemplo, un hotel que se promociona todo incluido ofrece arroz y frijoles, picadillo, dos tipos de carnes que a veces son un rejunte del día anterior, jugos de pulpa, dos tipos de ensaladas y pare de contar. Eso es delicioso y muy nuestro, pero en la puerta de la estancia promocionan gastronomía y confort. 

Basta con leer los comentarios en redes sociales. Costa Rica es un sitio auténtico, lleno de excentricidades y único, nos hemos confiado en ese aspecto, la calidad y el trato, pero la oferta está muy por debajo de la de otros destinos. 

Estamos en un momento crucial para el país, urge dinamizar la economía, no hay muchas opciones viables, la gente tiene temor de gastar su dinero, pero aún no ha renunciado a seguir dándose algunos gustos. ¿Por qué el sector turismo no hace un esfuerzo para captar a sus coterráneos?

Qué bueno sería desde ya ver al sector moviéndose para captar la atención de los costarricenses que piensan en los días libres de Navidad y fin de año, en las vacaciones de verano y por qué no en la Semana Santa. 

Cientos de páginas desde ya muestran las casas privadas acaparadas hasta febrero y eso es una buena señal de que aún se piensa en vacacionar. 

El ICT, la Cámara Nacional de Turismo y los empresarios del sector deberían replantearse qué hacer en la temporada baja porque eso de que nadie quiere salir de la casa es mentira, pues hay quienes prefieren los días menos soleados para salir de paseo. 

Es cuestión de ser creativos. Dinero hay, las personas han demostrado con tantos viajes al exterior que están dispuestas a invertirlo, ¿entonces por qué no ser la primera opción?

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Viernes 20 Septiembre, 2019

HORA: 12:00 AM

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