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Opinión

¿Diputado Melvin Núñez, cuánto quiere ganar?

EDITORIAL

Los desafortunados comentarios de Melvin Núñez, diputado de Restauración Nacional, merecen un editorial del DIARIO EXTRA.

Razones sobran para decir que el legislador fue imprudente, grosero, impreciso e irrespetuoso. A continuación, recapitularemos algunos de ellos y los rebatiremos.

Comentario 1: “Tanto que se ha mofado que los diputados ganan ¢4 millones. Eso es mentira, eso es pura paja, no es cierto”.

Lo anterior sí es cierto. Su reporte salarial es por esa suma exacta devengada por su labor como diputado. Lo curioso es que usted se queja de ese salario por la gran cantidad de rebajos que le hacen, pero todos pagamos las mismas responsabilidades sin derecho a quejarnos.

A ese monto debe sumarle ¢161 mil para pagar el teléfono celular y no le controlan las llamadas. Es decir, puede hablar tanto sobre asuntos familiares como laborales.

Sin dejar por fuera los 500 litros de combustible que le regalan y no está obligado a echarla en su auto únicamente, eso equivale en gasolina súper a ¢346 mil por mes. Es decir, usted se ahorra ese dinero de su salario para trasladarse todos los días a su casa, mientras que los demás ticos pagamos eso de nuestra bolsa.

Hay otros beneficios que tiene como legislador: el pasaporte diplomático, la placa discrecional, no se le aplica restricción vehicular, le dan el café por las tardes en el plenario, le dieron una oficina con sus respectivos muebles y cuando viaja a otros países cobra viáticos del erario.

Don Melvin, eso es dinero público y a decir verdad es bastante, pues en las mismas condiciones que usted están 56 diputados y diputadas que gozan de los mismos privilegios, que representan una millonada para el Estado. 

Comentario 2: “Cuando entré a este trabajo lo primero que tuve fue un gasto de ¢1,2 millones en trajes que no necesito, pero que es una regla del Poder Legislativo. Estúpida regla”.

Nadie lo obligó a postularse para ser diputado, esa fue una elección personal, y luego el electorado votó por el partido político que representa. La vestimenta de un congresista debe estar acorde con el cargo. Las reglas de vestimenta y protocolo no son una estupidez, son los parámetros que el interesado en ocupar tan digno puesto debe cumplir sin objeción alguna. La investidura lo amerita, andar en chancletas y pantaloneta no es una opción. El Congreso está en San José, no en Jacó. 

Comentario 3: “Hay muchos temas que no me interesan, que son estúpidos, que son idiotas, como el plan fiscal, y que mucha gente apoyó a Carlos Alvarado y ahí tienen. ¡Tome chichí! Sigan votando por el PAC”.

Todo lo que usted dice será usado en su contra. Manifestar una diferencia de opinión, molestarse por acciones o simplemente no tener afinidad con tal o cual tema no implica que usted como diputado pueda hacer uso de la violencia verbal. Hay formas decorosas y valientes de emitir criterios. El país enfrenta una crisis fiscal y nos guste o no se deben tomar medidas. La democracia es la voluntad de las mayorías y debería saberlo porque su curul la obtuvo bajo esa premisa.

Comentario 4: “PAC no nos dio nada, Liberación está completamente en contra del pueblo, la Unidad se acobardó, el PIN aquí nunca ha tenido un solo regidor y nunca ha tenido nada, pero sobre todo Frente Amplio no sirve para nada en Jacó”.

Situaciones como la acontecida nos revelan a los electores que debemos ser rigurosos al momento de votar, que efectivamente al poder no debe llegar cualquier “hijo de vecino”. Los ciudadanos somos los únicos responsables de la pésima calidad de algunos funcionarios que nos representan. Los votantes nos dejamos llevar por la pasión de la politiquería o nos abstenemos de intervenir y he ahí los resultados que criticamos cada cuatro años.

La calidad de un legislador no la determina un partido político, menos una clase social o un estudio académico; la honradez, la dignidad y el respeto son valores que no se negocian y de los cuales muchos carecen.

Ser diputado y diputada de la República es una responsabilidad enorme. Muchos han honrado el nombramiento que el pueblo de Costa Rica les hizo, otros por el contrario han pasado sin arte ni parte por el plenario y usted debe saberlo.

Existen todo tipo de congresistas, aquellos realmente comprometidos con el país, los que llegan a las curules por un azar electoral, los que definitivamente no tienen visión ni misión en su designación y los que da hasta vergüenza nombrar. No es con el afán de faltarles el respeto, ni mucho menos, pero la labor legislativa está muy desprestigiada en nuestro país, a sabiendas de que una buena parte de los elegidos para integrar el Congreso son personas de gran estatura moral y ética, con deseos de servir.

Los ciudadanos salíamos a las urnas cada cuatro años para emitir nuestro voto de confianza a un grupo de hombres y mujeres que saben cuál es su función primordial, al menos eso se supone, que deben llegar a legislar en beneficio de todos los que habitamos en este territorio sin distingo alguno. 

No es llegar a servirse, es llegar a servir. La decisión de postularse a tal puesto es de carácter personal y usted la tomó, así que debe honrarla hasta el último día, al menos por retribuir el voto de sus vecinos del Puerto. 

Esa labor de hacer leyes, reformarlas y derogarlas, la de representar a la ciudadanía y la de fiscalizar los actos del gobierno y las autoridades públicas, no es gratis, hasta donde entendemos.

A los señores y señoras diputadas se les paga una buena cantidad de dinero para hacer dicha labor. Sus remuneraciones mensuales alcanzan los ¢4 millones, a los que se suman otros privilegios que representan un dineral. 

Entonces ¿qué quiere usted, don Melvin? Mejor dicho, ¿cuánto desea ganar? Ser diputado no lo exime de ninguna obligación, por el contrario, lo compromete a mantener un estándar de conducta más estricto y por ende lo obliga a ser moderado en sus apreciaciones.

No decimos que no tenga derecho al berreo, pero aquí el asunto es cuándo, cómo y por qué berrear.

Los legisladores no son las víctimas de un sistema de mala paga, como usted ha querido hacerlo ver, por el contrario, en otras naciones son los funcionarios que menos ganan, como muestra de su compromiso social y político.

Así que mejor confórmese con esos 4 milloncitos, pues si alguien levantara la mano para pedir un ajuste salarial para los diputados, las reacciones de un pueblo harto de la política y los políticos serían impredecibles. 

Recuerde que usted llegó a la Asamblea Legislativa por el pueblo, con el pueblo y para el pueblo, no para vivir a costa del pueblo.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Jueves 22 Agosto, 2019

HORA: 12:00 AM

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