De turbia casa de cristal a hedionda carpa de circo
Juan Diego Castro Fernández
Las torpes PACtomimas, la ridícula incapacidad y los grandes timos de estos últimos gobiernillos son apenas las sombras de los insospechados negocios y del tremendo saqueo del Estado costarricense. Ahora mandan descaradamente los vendepatrias, los pillos y los filibusteros. La Patria está tomada.
El estilo de propaganda totalitaria, las noticias falsas, la prostitución y el sicariato periodístico, la mancuerna entre los cuatro últimos gobiernillos; los de ahora con bandera PAC con políticos de todos los partidos, mangoneados por una pandilla de codiciosos y defraudadores fiscales, los psicópatas de La Nación y los grandes medios, son los condimentos de la mazamorra politiquera iniciada por los “capi di capi” Arias.
La oscura renuncia de Johnny Araya en la segunda ronda de las elecciones del 2014 marcó una fractura en las “formas políticas” de la ingenua Costa Rica. En ese tenebroso instante de la historia, los poderosos directores de esa opereta cumplieron los designios de sus amos al ritmo de cancán.
Esa renuncia de Araya, a pocos días de las elecciones, fue un bombazo que generó una onda expansiva mediática para quebrar la conciencia popular y disparar en cañón de circo a Luis Guillermo Solís hasta Zapote.
Ahí empezó la PACyasada, con todos los disfraces presidenciales, las parodias de Don Juan Tenorio, la iza de la bandera gay, el obispo luterano como ministro de la Presidencia, el director del Semanario Universidad como ministro de los chayotes desinformativos, el servicio de taxi helicóptero para la asistente presidencial, la tragada de la mosca, el ridículo en la asamblea de la ONU, el nombramiento de Elizabeth Odio como jueza en la CIDH, amiga de Luis Manuel Chacón -papá de Ana Elena, la vicepresidenta, hoy embajadora- y el apoyo al argentino Zafaronni -amigo gay de la Kirchner y dueño de puticlubes- como juez de la CIDH. Y el silencio mediático sobre los cinco millones de dólares llegados del extranjero, que cayeron en manos de la acaudalada dirigencia gay, entre el 2015 y 2016, y nadie contó entre quiénes los repartieron.
Al igual que el bombazo mediático de la renuncia forzada de Araya en 2014, en 2018 explotaron, con dos meses de retraso, la noticia de la opinión no vinculante de la CIDH sobre el matrimonio gay. Ana Elena Chacón se ganó la embajada de España, bailando en La Avispa la noche del 12 de enero de 2018. La sociedad fue cuarteada.
Fabricio Alvarado, con todo el apoyo internacional pentecostal y con mucho dinero, estaba desatado. Un concierto de rock religioso era cualquier cosa. Muchos de sus colegas periodistas veían una vía posible para dejar de reportear. La cúpula obispal estaba horrorizada. Los curas no pueden ser diputados ni presidentes. Los pastores sí. Ni unos, ni otros. Fuera religiosos de la política. Fabricio Alvarado fue bombardeado y quedó mudo. No podía desmarcarse de su líder espiritual, el pastor Ronny Chaves, que vinculó a La Negrita y la Basílica con el Pisuicas. Las jerarquías pentecostales internacionales no lo permitirían jamás. El tema de la Virgen fue el gran tema de la segunda ronda y la consigna fue cáustica “Votemos por Carlitos para salvar a La Negrita”. Y llegó mansito a hacer su PACtomima en el reclinatorio de la Basílica. Y después fue a Panamá a ver al Papa. Fabricio Alvarado, al igual que Johnny Araya, fue aniquilado al mismo son del cancán de la opereta de cuatro años atrás.
La PACpolitiquería se caracteriza por su extraordinaria técnica manipuladora y desinformativa. Sus expertos en ingeniería social llevan varios años observándonos, trabajan para la banda de codiciosos y para toda la fauna de filibusteros y vendepatrias. No están jugando. El botín es gigantesco.
Algunas de las PACtomimas, campañas sucias o guerrillas de baja intensidad protagonizadas por estos gobiernillos son:
1. El complot con la opinión gay de la CIDH. 2. Estado laico y aborto. 3. Salvemos a La Negrita. 4. Los ataques terroristas de miles de troles. 5. El saqueo y la pudrición de la Cancillería realizado por Epsy. 6. La Antorcha de la Independencia trasladada en helicóptero. 7. El falso sabotaje del quirófano por los huelguistas en el Hospital San Juan de Dios. 8. Las pataletas de Piza en las municipalidades. 9. El empujón presidencial en la Plaza de la Cultura, en una huelga de maestros. 10. La falsa dinamita lanzada por los pescadores al jardín de Casa Presidencial. 11. El ataque de un estudiante con un arma de juguete en la UCR. 12. La bomba de algodón de azúcar en la oficina de la diputada Volio. Surrealista. 14. El video de los payasos guerrilleros. 15. El silencio del ministro de Seguridad sobre el desastre por la liberación de miles de criminales condenados. 16. El uso de las Universidades Públicas y sus medios como trincheras ideológicas. 17. Adoctrinamiento obligatorio de los estudiantes con la teoría de género para destruir la conciencia nacional. 18. Las “renuncias” del ministro Mora y la estelar Epsy Campbell. 18. El nombramiento premio de la esposa del dueño de Aldesa como representante de Costa Rica en un organismo internacional.
Estos y otros espectáculos han convertido la Casa Presidencial, mal llamada casa de cristal, en una hedionda carpa de circo, con un espectáculo continuo de payasadas y monadas, para engañar al pueblo y entregar aceleradamente los tesoros de la Patria a un puñado de codiciosos:
1. Pagando miles de millones en propaganda estatal a los grandes medios de comunicación. 2. Perdonando miles de millones en impuestos y multas a los grandes evasores fiscales. 3. Pagando miles de millones a los sinvergüenzas pensionados de lujo. 4. Pagando miles de millones en alquileres leoninos por oficinas para el Estado. 5. Quebrando y saqueado al ICE para privatizar la electricidad y la telefonía. 6. Quebrando y defraudando los bancos estatales, como ya hicieron con el Crédito Agrícola y con los cientos de millones de dólares perdidos por el Banco Nacional (ocultos en Asobanacio). 7. Quebrando el seguro social para privatizarlo. 8. Quebrando el IVM CCSS para privatizar todas las pensiones.
No vemos ni oímos al maestro de ceremonias de circo del gobiernillo.
Muy pocos lo conocen y no sabemos si son más de uno, pero que mandan, mandan. La función ya lleva más de sesenta meses de show y aún no han aparecido los magos ni los malabaristas. El espectáculo apenas principia. El pueblo paga todos los tiquetes.
