En la década de los 90 se creó la primera molécula capaz de modificar de manera directa la respuesta sexual. Claro está, nos referimos al sildenafil, que es el componente activo de medicamentos como Viagra y Juventus, entre otros.
La importancia de esta pastilla azul es tal que su invención se considera que marca el origen de la tercera revolución sexual. Es considerada una verdadera revolución porque vino a cambiar el panorama sexual de los hombres que padecen problemas de erección. Recordemos que se calcula que cerca de la mitad de la población masculina padece o padecerá fallas para conseguir la firmeza del pene.
El advenimiento de este medicamento sorprendió al mundo entero. La sexualidad se consideraba, hasta ese momento, una actividad predominantemente espiritual, en la cual las variables emocionales jugaban un papel estelar. La pastilla azul y todos sus derivados vinieron a demostrar que la respuesta sexual es un evento físico que se puede tratar como cualquier otra función corporal.
Comprendimos que la impotencia no es exactamente una enfermedad, sino más bien el síntoma o manifestación de una enfermedad de fondo que daña el reflejo de la erección. Y para gran sorpresa, la mayoría de las enfermedades que provocan fallas en la erección son muy comunes como la diabetes, la presión alta, los problemas tiroideos, los colesteroles elevados, entre muchas otras.
De esto se deriva una máxima de reciente aparición: la erección suele ser un indicador del estado de salud del organismo. En la mayoría de los casos, los problemas para alcanzar la erección nos indican que alguna enfermedad importante se está desarrollando en nuestro cuerpo.
Curiosamente, cuando los medicamentos para la erección salieron al mercado, se produjo un temor generalizado y una adecuada supervisión estatal sobre su venta. Con el paso del tiempo, el temor se desvaneció y las normas se fueron relajando, al punto que hoy tanto a nivel nacional como internacional se consiguen fácilmente sin receta médica, exponiendo a la población a ciertos riesgos.
Particularmente, llama la atención las publicaciones recientes que señalan que muchas personas que no tienen problemas sexuales toman este medicamento creyendo que pueden conseguir supererecciones. Tenemos que ser claros: estos medicamentos solo provocan erecciones normales. No genera supraerecciones o erecciones más firmes o más duraderas de lo normal. Por eso, si al tomar estos fármacos, la respuesta sexual mejora, es un indicativo de que el mecanismo de la erección está afectado y puede estarse incubando una impotencia.
Igual de preocupante es el señalamiento reciente que muchos varones combinan estos medicamentos con ingestas masivas de licor y bajo el efecto de las drogas, provocando peligrosas interacciones que pueden afectar seriamente al organismo.
Hoy ante un problema de erección lo primero que debemos buscar es la causa, para así tratarla y resulta un consejo sabio que, aun cuando estas pastillas abunden por doquier, su consumo debe realizarse solamente por indicación médica.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Lunes 04 Marzo, 2019
HORA: 12:00 AM
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