Tribunales cómplices de una huelga criminal
Luis Fernando Salazar R.*
Hace algunos días escribí un artículo que me publicó DIARIO EXTRA, donde toqué muy superficialmente lo sucedido con la huelga en el sector público, la que después de más de cuatro meses los “esforzados” Tribunales de Trabajo siguen sin definir en algunos casos, si es legal o ilegal, también califiqué este movimiento como un acto criminal, por haber afectado a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, concretamente en salud y educación, donde los estudiantes más pobres se quedaron sin alimentación y los enfermos sin atención médica, así no se defienden los intereses del pueblo, no sean cínicos, señores sindicalistas.
Si bien es cierto, hay varios puntos que podrían justificar de alguna manera el atraso en la definición de la legalidad o no de la huelga, como es la investigación de la misma, la búsqueda de pruebas, la anulación de la sentencia en el caso de la del Ministerio de Educación, etc., también lo es, que es absolutamente inaceptable que nuestros Tribunales de Trabajo, a más de cuatro meses de haberse iniciado el movimiento, sigan sospechosamente sin cumplir con su responsabilidad, esto es absolutamente repudiable, porque se le hace un gran daño al país, porque esta huelga no es un asunto más de los Tribunales de Trabajo, es un asunto de suma importancia para la nación y como tal debió ser abordado por nuestros jueces de trabajo, lo que no han hecho.
Pero, además, este animal es de cola mucho más larga, hay mucho más para pisarle rabo, porque ¿cómo es posible que nuestros flamantes jueces de trabajo, los que deben de definir si la huelga es legal o ilegal, hayan cerrado sus oficinas para sumarse al movimiento? Acaso esto no riñe con la honestidad e imparcialidad que debieron tener los señores jueces, porque no se puede ser juez y parte; estos empleados judiciales, debieron apartarse de este caso, así lo exige la verdadera justicia, la justicia que Cicerón llamo “reina y señora de todas las virtudes republicanas”, pero que aquí, algunos han devaluado a una simple cortesana.
Considero que esta huelga del sector público pasó de ser un movimiento importante de los trabajadores, a un acto que rayó en lo criminal, que afectó profundamente a los sectores más desposeídos de este país, veamos dos ejemplos. En el sector salud, hubo cientos de miles de consultas médicas suspendidas, algunas de ellas urgentes, de costarricenses que esperaron meses y hasta años, mientras eso sucedía, los sindicalistas del San Juan de Dios estaban en un gran vacilón, comiendo y riendo en el Parque de La Merced, acto que me tocó presenciar; además, otros se fueron a las playas y de viaje fuera del país. Señores sindicalistas, así no se defienden los intereses del pueblo, no sean cínicos.
El otro caso que rebasó todo límite de maldad y de irresponsabilidad fue el cierre de los comedores escolares por parte de los huelguistas del Ministerio de Educación, donde los señores directores de dichos centros simplemente cerraron las escuelas y colegios y dejaron sin la única alimentación a niños y jóvenes provenientes de los hogares más humildes de este país; me pregunto: ¿Cómo es posible que algunos seres humanos sean tan indiferentes ante las necesidades más apremiantes de nuestros semejantes, especialmente tratándose de niños y jóvenes; señores educadores, ¿no es cierto que ustedes tienen la obligación moral de cuidarlos y ayudarlos?, ¿así es como defienden ustedes al pueblo? No me hagan reír, por favor.
Ante este panorama, ha sido un acierto del diputado jefe de fracción de Liberación don Carlos Ricardo Benavides, la presentación de un proyecto de ley para reformar nuestra legislación laboral y agilizar los trámites de legalidad o ilegalidad de las huelgas. También considero importante el que se haya incluido el no pago de salarios, cuando un movimiento huelguístico es declarado ilegal, porque se trata de dineros públicos pertenecientes a todos los costarricenses, que deben ser cuidados con absoluta responsabilidad.
Finalmente, quiero decirles a los sindicalistas que una huelga no se hace para imponerse, se hace para abrir la puerta a la negociación. No se deben marear por las grandes manifestaciones, ustedes no han sido electos como gobierno, nuestros votantes eligieron democráticamente a don Carlos Alvarado como nuestro presidente, nos guste o no. De mi parte, felicito a don Carlos Alvarado por tener el carácter necesario para gobernar, un presidente no está para complacer, está para hacer lo que debe hacer, esa es la diferencia entre un estadista y un presidente.
*Periodista
