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Opinión

Humildad y coherencia, doña Epsy

Editorial

“La cara visible del fracaso ético del PAC”. “De doble moral y doble discurso”. “Soberbia”. “Fiel reflejo de la ética y la moral del PAC”.

Todos esos calificativos y muchos otros emplearon este martes los diputados de la República para referirse a la tardía renuncia de la hoy exministra de Relaciones Exteriores y Culto, Epsy Campbell Barr.

Doña Epsy se fue el martes sin aceptar su incapacidad al frente de la Casa Amarilla. Sin ni siquiera tener el valor, la coherencia y la decencia -como funcionaria que sigue siendo- de exponerle a los legisladores y al pueblo de Costa Rica por qué renunciaba.

De su garganta no salió nada, absolutamente nada humilde. Su discurso se basó en contarle a los diputados su vida laboral y a invitarlos -aunque usted, ni nosotros lo creamos- a cambiar el control político por temas de fondo.

Sí señores, tal como lo leyeron, doña Epsy Campbell, la dos veces diputada del PAC, la que andaba montada en un bus para apuntar desde ahí con una especie de rayo láser anticorrupción a quien le pasara por el frente, ahora cree que es mejor cambiar el control político, por otra cosa.

Pero la “soberbia” de doña Epsy, tal como la calificaron los diputados Karine Niño y Pablo Heriberto Abarca, no quedó ahí.

No tuvo la capacidad, aún siendo vicepresidenta de la República, para ofrecerle una disculpa a los medios de comunicación, después de habernos tratado de mentirosos bajo juramento.

Reconoce, la señora exministra, que la prensa tiene un papel fundamental y que tanto los medios necesitan del gobierno, como el gobierno de nosotros. Muy bonita la teoría, pero se nota a leguas que usted no la practica.

Tan poco cree en esa conclusión, que la excanciller no logró ni siquiera controlar su risa en plena conferencia. Sí señores, la funcionaria que se suponía era la jefe de la diplomacia en Costa Rica.

También parece subestimar la labor de la prensa. Los diputados del PAC acompañaron a la excanciller a la salida de su intervención en el plenario Legislativo, como si se tratara del gran logro del gobierno a 7 meses de haber iniciado. Aquello parecía una película. 

El grupo de diputados se sumó en varias ocasiones a las risas irrespetuosas de doña Epsy. Posiblemente muy felices y contentos de haber defendido hasta el final lo indefendible y poner en tela de duda la extraordinaria labor de la Procuraduría General de la República.

Pero más allá de eso y, aunque doña Epsy no lo quiera ver así, ni tampoco sus amigos del PAC, la prensa demostró una vez más por qué es llamada el cuarto poder en una democracia plena como es Costa Rica.

La prensa y los diputados demostraron que ningún funcionario puede hacer lo que le de la gana, y creer que las cosas pasarán inadvertidas.

También tuvo que haberle quedado claro a algunos asesores de doña Epsy, que en la administración pública no solo es necesario ser estratégicos, sino coherentes y, sobre todo, trabajadores.     

Al gobierno no se va a pasear, ni a jugar, se va a trabajar, se va a hacer grande a Costa Rica.

La hoy exministra, la que tanto alegó racismo y machismo, seguirá siendo vicepresidenta de la República, un cargo de elección popular. ¿En qué área? Ni ella sabe, pero esperamos, de verdad, confiamos, en que se rodee de personas idóneas, no de amigas, ahijadas y estrellas de televisión.    

Doña Epsy debería hacer una limpia y buscar a un equipo de verdad, no rodearse de personas que ni siquiera poseen un título universitario.

Debería asumir con compromiso, un rumbo, como lo está haciendo la primera dama doña Claudia Dobles Camargo, y ponerse a trabajar.  

No se vale que la “finca”, como llamó la hija de la excanciller a nuestro bello país, siga siendo gobernada por personas que no le pongan verdaderas ganas de trabajar. 

Hoy más que nunca estamos convencidos de que solo juntos podremos sacar adelante al país, pero para conseguirlo, necesitamos de políticos comprometidos, humildes y coherentes.

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Jueves 13 Diciembre, 2018

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