Femicidio, turismo, malinchismo (y la gallina de los huevos de oro)
La columna de Jaime Ordóñez
Hay mucho de malinchismo y de cinismo pragmático en eso de que nuestros medios de comunicación (y nuestros empresarios hoteleros) pongan el grito en el cielo sólo cuando las mujeres asesinadas son turistas. Parece solo preocuparles que el escándalo internacional mate nuestra gallina de los huevos de oro: la industria turística.
¿Y las muchas mujeres ticas que mueren asesinadas a manos del machismo primitivo y cobarde no son igualmente mujeres? ¿No merecen esos asesinatos también nuestra mayor tristeza, nuestro mayor repudio y también el escándalo y escarnio en los medios de comunicación?
De las 52 mujeres asesinadas el último año en Costa Rica, únicamente 4 han sido turistas. Casos muy dolorosos, desde luego. El de Carla Stefaniak, la venezolana desmembrada en Escazú. El de Arancha Gutiérrez López, la española violada y después asesinada en Tortuguero, y otro par más, igualmente graves. No deberían haber sucedido. No deberían suceder. No porque sean turistas, sino porque son seres humanos.
Como igualmente han sido seres humanos las costarricenses asesinadas durante este año. Al 15 de noviembre se habían reportado 52 homicidios contra mujeres, los cuales fueron calificados de la siguiente manera: 15 femicidios art. 21 de la LPVcM, 5 femicidios ampliados, 6 homicidios que no fueron femicidios y 26 homicidios con informe pendiente.
A estos 13 femicidios se deben agregar 4, según datos de la Fiscalía Adjunta de Género: Fiorella Venegas Soto, de 16 años, el 16 de noviembre de 2018, en San Antonio de Alajuela; Gerardita Marlin Agüero Fallas y Génesis Mariana Navarro Agüero, madre e hija, asesinadas el 3 de diciembre de 2018 en San Pablo, León Cortés, San José; y Johelyn Benavides Murillo, 17 años, cuya muerte ocurrió el miércoles 5 de diciembre en Cóbano, Puntarenas.
En estas estadísticas hay un dato grave y reiterado, que nos da una pista del perfil de esta violencia machista, de esta cobardía del cromosoma Y. En el 79% de los casos se trataba de hombres convivientes (no los esposos directamente), y de bastante mayor edad en muchos casos a las mujeres asesinadas. El móvil fueron los celos o la posesión enfermiza. En un porcentaje importante de estos casos se trató de mujeres y hombres de bajo nivel educativo.
Hay un coctel peligroso y grave de factores que se están juntando aquí en Costa Rica: pobreza, marginalidad, machismo primitivo. Algo se está descomponiendo en nuestra sociedad porque el porcentaje sube año a año, en forma impúdica, vulgar y asesina.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Lunes 10 Diciembre, 2018
HORA: 12:00 AM
CRÉDITOS: Jaime Ordóñez / [email protected]
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