Cuidado con la corrupción
Editorial
El Latinobarómetro 2018, estudio sobre el cual publicó DIARIO EXTRA en su edición de este jueves, es claro en señalar que la percepción de la corrupción en esta parte del planeta que habitamos va para arriba.
Si bien en países como Colombia o Brasil dicho sentimiento crece entre una ciudadanía ahogada en desconfianza hacia las instituciones estatales, no hay que perder de vista lo que se expone sobre Costa Rica.
Según el informe, que aplicó 20.204 entrevistas de forma personal en 18 naciones de la región entre el 15 de junio y el 2 de agosto del presente año, si bien la confianza de los costarricenses hacia la Policía, el Tribunal Supremo de Elecciones, el Poder Judicial, entre otras entidades, está en números verdes, la sensación de que la corrupción va en aumento se torna preocupante.
El dato en específico expone que casi 7 de cada 10 costarricenses cree que el nivel de corrupción se incrementó este año en relación con el periodo anterior.
El 69% que arrojó la consulta a los nacionales está por encima de Panamá (66%), Chile (65%), Colombia (63%), Bolivia (63%), Paraguay (61%), Uruguay (59%), El Salvador (58%), Argentina (56%), Ecuador (56%), Guatemala (51%) y Honduras (43%).
“En otras palabras, el tema de la corrupción está en el radar de los ciudadanos como un tema en aumento, no en disminución. Sin embargo, no está en el discurso público para relevarlo como problema país con la importancia que aparece en estas respuestas”, subraya el estudio.
Lo anterior evidencia dos situaciones íntimamente relacionadas: dependerá de las nuevas y recién estrenadas autoridades influir para que ese sentimiento no avance, y se requiere un control ciudadano que no aguante nada frente a actos extraños que ensucien la Administración Pública.
La transparencia y la ética pública de la que tanto alardean los partidos políticos, cuando están en la oposición, como es el caso de Acción Ciudadana, que hoy se encuentra en el poder, forma parte de ese compromiso necesario y vital para devolver la confianza a los ciudadanos.
Un claro ejemplo de lo expuesto fue expresado muy bien por la congresista de Liberación Nacional Yorleny León, respecto al cuestionado manejo de la Cancillería en manos de la exdiputada, ministra y también vicepresidenta Epsy Campbell.
León puso el dedo en la llaga: “Uno no dice en oposición lo que no puede mantener cuando es gobierno”.
Ese “refrán político” resulta vital para conservar entre la gente no solo la confianza en el compromiso de que las cosas se hacen en el marco del respeto de la institucionalidad y las leyes, sino también la seguridad de que realmente es así.
El otro punto del que hablábamos con anterioridad, el control ciudadano, parece está bien cuidado en el país, según el Latinobarómetro 2018, que en específico entrevistó hasta a 1.200 ticos y con un margen de error cercano al 3%. La mayoría de dicha muestra está en contra de callar si notan una situación irregular.
Del mismo modo, estos compatriotas tampoco están a favor de permitir actos de corrupción a cambio de obras o compromisos, lo cual habla muy bien de nuestro pueblo.
No podemos canjear nuestra voz bajo ninguna circunstancia, cuando eso suceda ya no habrá democracia, dejaremos de ser el país que hemos ido construyendo ladrillo a ladrillo, por eso se torna vital que también renovemos como sociedad nuestro compromiso con nosotros mismos y con la patria.
Tiempos difíciles nos han esperado siempre, pero si los representantes del Gobierno realmente trabajan por el país en el marco de la transparencia y la ciudadanía está alerta, atenta a supervisar y exigir lo que corresponda, podremos continuar nuestro camino, sobresaliendo en estudios como este a nivel regional, y mucho más importante, avanzaremos juntos, como el país extraordinario que entre todos hemos constituido. De nosotros depende la Costa Rica que le dejemos a las nuevas generaciones.
