La tecnología cambia a diario y muy pronto ¡viviremos 110 años! (II)
Espectro / Lic. Antonio Alexandre García
A raíz de este primer titular y publicación en el viernes pasado aquí en DIARIO EXTRA, muchos se han preguntado en qué argumento se basa la idea de que muy pronto el promedio de la expectativa de vida en Costa Rica alcanzará los 110 años. ¡Y más aún! Porque un mayor desarrollo en las tecnologías digitales representará un aumento en el sistema público de salud y más aún en el desarrollo de la salud individual, en aras de que podamos llegar a los 110 años de edad con gran vigor y energía. En el marco de la recién pasada Expo IT-COMM, en Costa Rica, (el evento más importante de las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información en el país-TICs), Diego Molano, consultor internacional de Transformación Digital para Empresas y Gobiernos, concluyó que en el año 2050 (o sea en poco más de 30 años) podríamos alcanzar esa expectativa de vida en nuestro país.
Pero las afirmaciones del experto Diego Molano fueron más contundentes: los niños de hoy, en el año 2050 (ya cuando ronden los 35 o 40 años de edad), y con muchísimo tiempo productivo por delante, trabajarán en una profesión que hoy todavía no existe. Las llamadas “economías digitales”, que se espera que Costa Rica sea líder en la región, traerá toda una serie de nuevos trabajos, nuevas formas de cuidar la salud, de transportarse (definitivamente cada vez más no se descarta que pronto tendremos vehículos automatizados y sin chofer, algunos que funcionarán como “drones” volando sobre las ciudades por “vías aéreas”, en altitudes diferentes, pero las perspectivas y estudios conllevan que algún día, no muy distante, los viajes largos se harán por “aparatos tecnológicos” (¿?) que tendrán la capacidad de convertir nuestras células, moléculas, átomos, en “partículas teletransportadas” que en segundos nos llevarán de un país a otro. ¿Ciencia ficción? No parece, ya que, como ha dicho Diego Molano, ya no “habrá fronteras”.
La realidad es que las ciencias, la tecnología, crecen y crecen de forma exponencial día a día. De la comunicación vía cartas y manuscritos, al telégrafo, a los sistemas de radio, al teléfono fijo, al celular (muchos años se llevaron en ese proceso), pero de ahí a los mensajes de SMS, al “whatsapp”, tanto mensajes como de audio, video y data, sistema como “skype” que se basan en las plataformas de internet (sea “wifi” u otras), la televisión digital terrestre y gratuita (TDT), televisión móvil, OTTs (Over the Top, como Netflix) que nos permite acceso a miles de películas, series y programaciones diversas desde donde y cuando queremos. Sumemos ahí el transporte en línea como Uber y otras plataformas de colaboración que nos permite reservar un cuarto, una casa, o pedir comida a nuestros hogares u oficinas.
El tema es demasiado complejo y en crecimiento diario. Por ejemplo, “Internet de las Cosas”, que nos permite desde nuestros aparatos móviles o fijos controlar la iluminación de nuestros hogares, poner a freír un pescado, prender la olla arrocera, darnos seguridad a través de sistemas automáticos de vigilancia y sigue la lista. Corazones artificiales y/o aparatos instalados en nuestro cuerpo que puedan sustituir funciones, curar diferentes enfermedades (a cada nuevo día una nueva descubierta en salud), todo manejado por nuevas tecnologías, nuevos “softwares” mejores que los de hace apenas un año o un mes, reconstrucción de miembros del cuerpo humano que se hayan dañado fruto de accidentes o dolencias y además nuevas medicinas que claramente permiten que ya un señor o una señora de más de 65 años hoy ya prácticamente no sean “ciudadanos de oro” sino ciudadanos con amplias perspectivas de crecimiento humano y profesional. Finalizo con otro tema, los procesos de la llamada “inteligencia artificial”. ¿Cuándo? No sé, pero garantizan los expertos que, muy pronto, habrá aparatos o sistemas que puedan no solo pensar sino efectuar tareas complejas para nosotros, o quien sabe, ¡en lugar de nosotros!
