Sudar, por muy incómodo que resulte, es un mecanismo corporal mediante el cual nuestro organismo regula la temperatura, de tal forma que, cuando hace calor, el cuerpo intensifica la sudoración. Pero si el sudor se torna excesivo implica un desorden llamado hiperhidrosis, que se produce por unas glándulas hiperactivas, que en realidad podrían enmascarar alguna enfermedad como la gota o ser resultado de la ingesta de algunos medicamentos, aunque por sí mismo el exceso de sudoración no es malo.
En la mayoría de ocasiones, no se conocen las causas que provocan esta condición, pero afecta las relaciones sociales, laborales y el estado emocional de quien lo padece, por lo que puede impactar considerablemente la calidad de vida de las personas. Además, si no se toman medidas, la hiperhidrosis puede conllevar la aparición de infecciones bacterianas, hongos y eccemas irritativos en la piel.
A continuación, algunos consejos para disminuir la sudoración excesiva que puede acarrearle la temporada de verano venidera.
La vestimenta: Se recomienda utilizar prendas que transpiren y permitan eliminar el sudor; en la actualidad se cuenta con nuevos tejidos técnicos que han surgido en la investigación para ropa deportiva, los cuales se tornan altamente eficaces para eliminar el sudor, pues las prendas de algodón y otras fibras naturales que tradicionalmente han sido aconsejadas para este objetivo, a pesar de ser frescas, retienen la humedad, por lo cual se están viendo desplazadas por prendas confeccionadas con tejidos técnicos. También se recomienda vestir ropa para cambiarse una o más veces si es necesario durante el día en función de la sudoración.
Alimentos y bebidas: Aunque no lo crea, la forma de alimentarse es otro factor vital si está tratando de controlar la sudoración, pues algunas bebidas y comidas aumentan la temperatura corporal, por lo que le beneficiaría evitarlas, principalmente platillos muy condimentados, con picantes, y las bebidas con cafeína, teína o alcohol. Igualmente, el exceso de sudoración o hiperhidrosis aumenta la pérdida de líquidos y electrolitos que el cuerpo necesita para mantener su salud óptima, por lo que debe reponer dicha eliminación bebiendo agua a menudo y consumiendo alimentos con electrolitos como sodio o potasio.
El entorno: Las condiciones ambientales del lugar en el que trabaja o convive con otras personas también es determinante en la cantidad de sudor que producirá, así que el objetivo comprende siempre conseguir un lugar fresco y bien ventilado, pero, cuando no sea fácil refrescar el ambiente, ponga énfasis especial en la higiene corporal, pues de esta manera no prevendrá exceso de sudoración, pero se evitará el mal olor corporal.
El estado de ánimo: También factores emocionales influyen en la dinámica corporal y por lo tanto en la sudoración. Los más perjudiciales, como en tantas ocasiones: vivir momentos de estrés y ansiedad, que le provocarán una mayor agitación y una serie de factores fisiológicos con mayor sudoración.
