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Opinión

La pobreza ha disminuido después de su caída a inicios de los 90

Miguel Ángel Rodriguez

Muchos afirmamos a menudo, viendo las series de pobreza a través del tiempo, que desde mediados de los años 90 está estancada y que alrededor de una quinta parte de las familias costarricenses viven -desde entonces- en esa dura condición. Un valioso trabajo reciente de Andrés Fernández y Ronulfo Jiménez para La Academia de Centroamérica y la Fundación Konrad Adenauer, viene a desmentir esa afirmación. En realidad, la pobreza ha venido bajando durante este período.

El aporte de Fernández y Jiménez no viene en lo mínimo a demeritar la tarea del INEC con sus encuestas de hogares que dan origen a las equivocaciones de quienes las hemos interpretado mal, y no de su constructor. En efecto el INEC ha sido claro en señalar la metodología usada en las diferentes ocasiones en que las ha ido cambiando. Se deben introducir cambios para adaptar la metodología a las variaciones en el consumo y en las fuentes de ingreso de los encuestados. 

Pero esos cambios tornan no comparables las mediciones. 

La medición de la pobreza por insuficiencia de los ingresos del hogar depende de dos variables. 

Por una parte, el ingreso de la familia, y por otra parte, el monto de recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas, cuya insatisfacción determina la línea de pobreza. 

El concepto es sencillo, pero su medición no es tan sencilla. Ello obliga a un muy detallado trabajo de los autores determinando los cambios metodológicos en el transcurso de los años; estudiando las bases primigenias de información para determinar datos que puedan ser obtenidos o inferidos para todos los años; y reconstruyendo las mediciones.

Decimos el ingreso de las familias y nos parece evidente lo que es. 

Pero ¿cómo medir todos sus elementos y no solo los más evidentes como salarios y rentas de inversiones financieras? Los autores nos indican: “En general, la medición del ingreso tiene importantes complejidades. Algunos componentes son más fáciles de medir (salarios monetarios) y otros representan mayor dificultad (ingreso del trabajo independiente). Unos ingresos son recibidos en forma regular y otros en forma esporádica. Unos son recibidos en dinero y otros pueden ser recibidos en especie.” 

Por otra parte, ¿Cómo cuantificar los datos de ingreso de las familias que no los dan completos, o los que corresponden a información claramente errada?

La otra medición importante para esta determinación de la pobreza, es el nivel de ingreso necesario para satisfacer la adquisición de una canasta de bienes suficiente para no ser catalogada la persona como pobre. Esto determina la llamada línea de pobreza, que también ha sufrido cambios en su medición por la misma transformación en los hábitos de consumo de las familias y el uso de dos canastas alimentarias diferentes determinadas en 1995 y 2011.       

El cruce de estas diferencias de método en la medición del ingreso y en la determinación de la línea de pobreza, determinan 8 posibles series para medir la evolución de la pobreza de 1987 a 2017, diferentes entre sí, pero cada una consistente a través del tiempo.

El resultado que obtienen Andrés Fernández y Ronulfo Jiménez es que con las 8 diferentes mediciones se da una disminución y no un estancamiento de la pobreza entre 1994 y 2017

Esto es muy importante porque nos señala que el crecimiento de la producción y los recursos para programas sociales bien empleados sí tienen un impacto positivo y disminuyen la pobreza. 

Claro que esta afirmación debe ahora ser calificada y medida en su impacto, relacionando el crecimiento del PIB per cápita, el gasto en los principales programas sociales y los cambios en la administración de esos programas con las variaciones durante este período en la pobreza. Este trabajo amerita trabajo académico que el aporte de Fernández y Jiménez hace ahora posible.     

Pero es claro que este significativo aporte para el conocimiento de nuestra realidad, no nos debe hacer caer en la complacencia. El nivel actual de pobreza no cambia con estas mediciones. Y es muy alto. Es inaceptable que a pesar de las muchas ventajas heredadas -que nos deberían hacer eficientes en la producción y en el manejo de los programas sociales- sean tan pobres nuestros resultados.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 05 Noviembre, 2018

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Miguel Ángel Rodriguez

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