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Opinión

Estado-narco, democracia y derechos humanos

Miguel Ángel Rodriguez

Los estados nacionales de los últimos cinco siglos -como toda humana institución- son imperfectos. Dentro de las imperfecciones que perduran en nuestros tiempos está la existencia de estados nacionales muy débiles que no logran imponer las reglas de orden establecidas, y de otros que no tienen el control en todo su territorio. En esas condiciones el respeto a la libertad, a la dignidad y a los derechos humanos, y el propio progreso, son muy limitados.

Desde Caín y Abel existe el crimen, y los delincuentes -para evitar su detección y castigo- intentan penetrar estructuras de las diversas organizaciones sociales y gobiernos. 

América Latina ahora está experimentando algo nuevo, de lo cual la literatura política apenas se ha ocupado respecto a algunos casos en África: de gobiernos criminales, y ello no solo por política y atrabiliaria defensa de su poder. Tocante a la delincuencia internacional y al narcotráfico, ya no es la situación de narcodictaduras, sino el estado-narco.

Por eso el Tercer Diálogo Presidencial de IDEA (Iniciativa Democrática de España y las Américas) organizado por Miami Dade College  y la Cátedra Mezerhane sobre Democracia, Estado de Derecho y Derechos Humanos, se realizó el 22 y el 23 de octubre recién pasados, alrededor de la pregunta ¿El crimen organizado secuestra las democracias en América Latina?

En las deliberaciones participamos los expresidentes de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Uruguay y Costa Rica, el Secretario General de la OEA, académicos y periodistas, por supuesto cada uno con sus particularidades en el enfoque del problema, pero con una clara respuesta afirmativa a tan grave pregunta.

Esa respuesta afirmativa es especialmente grave en la hora actual porque el mundo occidental judeo-cristiano vive un grave deterioro en el aprecio de sus pueblos a la democracia, a las instituciones internacionales, a la globalización y a los mismos hechos; y se ha sufrido una disminución en la confianza de los pueblos en el conocimiento, en la racionalidad y en las élites. 

Lo anterior disminuye la fortaleza para resistir el embate de populismos emocionales contra las instituciones de la democracia liberal cuyas “características básicas universalmente reconocidas, incluyen -además de elecciones libres y periódicas con reglas de juego equitativas- entre otras el respeto de los derechos humanos y el Estado de Derecho: las libertades políticas con énfasis en las de asociación, manifestación y libre expresión, en especial la separación e independencia de los poderes públicos, el respeto a la asignación de competencias, el debido proceso, el respeto a la propiedad y a los derechos de crear, contratar e intercambiar, entre otros” (IDEA: Declaración de Miami)

La satisfacción con la caída del Muro de Berlín generó un nocivo clima de complacencia con los logros democráticos, y nos hizo creer que la lucha por los valores y las instituciones fundamentales de la democracia liberal estaba ganada, y que en adelante el debate político sería sobre las técnicas y métodos para alcanzar los resultados sociales buscados. En la definición de los resultados apetecidos cabrían matices y diversos énfasis, pero dentro de un marco valorativo compartido. En esa equivocada convicción se dejó de recalcar la importancia de los valores que iluminan a la democracia liberal y la importancia de sus instituciones construidas penosamente -por prueba y error- en la conquista humana del progreso. 

Ya no se resaltó la importancia de una democracia conformada por un estado de derecho y respetuosa de la dignidad, la libertad y los derechos humanos, y comprometida con la solidaridad, la tolerancia, la eficiencia, la creatividad y el respeto al conocimiento y las limitaciones en que vivimos.

La libertad tiene tan inimaginables capacidades y es tan indomable que las cosas han ocurrido de muy diferente manera, y mientras tanto, políticos, partidos y pensadores hemos dejado de defender los más importantes valores e instituciones que nos unieron a la caída del Muro. Así debilitamos la defensa de la democracia, que sostenida por una cultura democrática y no por la violencia de los extremistas, es siempre frágil.

Una conclusión de este Tercer Diálogo Presidencial de IDEA compartida de manera generalizada es que dolorosamente Venezuela no es solo una dictadura que ha sido penetrada por el crimen organizado, sino que se ha convertido en un estado dedicado al crimen organizado, específicamente un estado narco. Las pruebas constan en muchos expedientes judiciales. A esa condición ha llegado nuestra hermana Venezuela, impulsada por las experiencias previas y las enseñanzas del régimen castrista de Cuba, y en esa misma posición pueden muy pronto verse la sanguinaria dictadura de Ortega y Murillo y el gobierno que ilegalmente pretende reelegirse en Bolivia. Es esta una peste de la cual debemos protegernos todas las naciones de América.

Los expresidentes reunidos en Miami con el concurso de otros muy respetados expresidentes de IDEA que dieron su apoyo a la Declaración de Miami 

“EN CONSECUENCIA:

(1)  Expresan su abierta condena a los regímenes criminales establecidos en Cuba, Venezuela y Nicaragua, que siembran de terror y miseria a sus pueblos y persiguen a sus disidentes como políticas de Estado, conculcan las libertades y diseminan sus nocivos efectos hacia otros países de la región, afectándolos su gobernabilidad y paz social.    

(2) Invitan a los partidos políticos y a sus organizaciones internacionales que sostienen los elementos y componentes de la democracia, tal y como los predican los estatutos americanos y europeos mencionados, a profundizar en la promoción y defensa de esos valores  y esas instituciones y a  intercambiar experiencias y  concertar a fin de salvaguardar los principios fundantes e irrenunciables de  democracia y de la cultura democrática, que son patrimonio de la civilización occidental y cristiana. 

Miami Dade College, Wolfson Campus, Octubre 23, 2018”

Yo por mi parte dejé dos ominosas preguntas a los asistentes: ¿Puede un Estado-Narco atado al crimen internacional salir de esa condición por la sola acción de su pueblo inerme? y, ¿Pueden las demás naciones que conforman la comunidad interamericana permanecer impasibles ante el peligro del contagio?

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 29 Octubre, 2018

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Miguel Ángel Rodriguez

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