Lo que empezó como un fuerte lazo de trabajo para desarrollar infraestructura deportiva en el centro de la capital terminó en una gran bronca entre el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder) y el Centro de Investigación y Capacitación en Capacitación Pública (Cicap) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Mayela Cubillo, directora del Cicap, habló con DIARIO EXTRA. Mencionó que efectivamente hubo un atraso en la entrega de los productos que contrató el Icoder y ahí empezó a generarse el divorcio entre ambas instituciones.
Según Cubillo, por una serie de reglamentos el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos revela que la UCR no puede ser empresa constructora, entonces la Fundación de la Universidad de Costa Rica es la que debía aparecer como representante de la UCR, ya que dicha fundación es privada.
“Existe un convenio entre la UCR y la Fundación para que sea la Fundación la que maneje el presupuesto de este proyecto, entonces hay varias partes: Icoder, UCR, Fundación y Cicap.
Hasta el 2016, cuando se entregaba un producto, la Universidad enviaba la factura y el Icoder sacaba el pago, el rector hacía una cesión de cobro para que la plata entrara a la Fundación y así se les pagaba a los profesionales que estaban trabajando en esos proyectos”, comentó Cubillo.
Indicó que en diciembre de 2016 la Oficina Jurídica de la UCR le dice al rector que no siga haciendo eso. “Indican que los contratos que se firman entre UCR y cualquier otra institución pública, privada, nacional o internacional, tienen que entrar a la Universidad de Costa Rica, a la Oficina de Administración Financiera y no a la Fundación”, apuntó.
Afirma que el Icoder siguió pagando a la Oficina de Administración Financiera, pero el dinero se estancó, quedó ahí y no se le entregó a la Fundación, por lo que no se les podía pagar a los ingenieros y arquitectos del proyecto, quienes se levantaron en huelga a inicios de 2017.
Tras una serie de negociaciones se convenció a los profesionales para seguir con el trabajo, se logró hacer todo lo del Pabellón Deportivo porque hubo mayor consenso, pero se produjo el rezago en el Centro Acuático.
“El camino se recorrió completo para el Pabellón Deportivo, se entregaron los planos con atrasos, de los cuales el Icoder aplicó las multas, unilateralmente, pero las aplicó. Les explicamos lo que pasó, pero ellos dijeron que eso era problema de la UCR, no del Icoder”, añadió Cubillo.
CENTRO ACUÁTICO NO VA
La directora del Cicap aseguró que este tipo de inconvenientes detonaron que la UCR no quisiera seguir trabajando con el Icoder. “Cuando la Vicerrectoría y Rectoría dicen que ya no quieren seguir, los planos del Centro Acuático no se habían entregado”, recordó.
Recalcó que el Icoder ya no quiere hacer el Centro Acuático, no está interesado en los planos que el Cicap realizaba. “Ellos mandaron un documento de rescisión de finiquito del contrato”, expresó.
No obstante, Cubillo aseguró que no es tan fácil como el Icoder pretende, ya que la UCR pretende apegarse a la figura de lucro cesante, “donde uno puede demostrar a la gente que nos contrató que se hizo un adelanto del trabajo”.
En la Universidad consideran que el avance en la creación de los planos podía ser de un 70% y buscarán la manera de recibir un pago por eso.
Una fuente de DIARIO EXTRA comentó que la idea de la Unidad Ejecutora del Icoder es contratar a los mismos ingenieros y arquitectos que trabajaron en el Cicap, pero hacerlo por fuera de la UCR, para tener un adelanto de la obra y evitarse arrancar de cero.
Por los planos del Pabellón Deportivo y el prediseño del Centro Acuático el Icoder pagó a la UCR prácticamente $1 millón (¢543.038.532). Aún le adeudan casi ¢200 millones, monto que podría reducirse por las multas que el Icoder aplicó ante el incumplimiento de los plazos por parte del Cicap.
PERIODISTA: Andrés Zárate Sánchez
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Martes 21 Agosto, 2018
HORA: 12:00 AM
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