Una de las enfermedades más catastróficas de la medicina contemporánea es la anorexia nerviosa. Esta entidad afecta predominantemente a mujeres, en la cual se pierde el gusto por la comida y se genera un enorme temor de engordar, de tal forma que deja de comer de manera progresiva hasta el punto de sufrir cuadros severos de desnutrición y, aunque resulte inverosímil, en algunos casos puede provocar la muerte.
En etapas iniciales se disminuye de manera paulatina la alimentación diaria, lo cual suele ser visto con buenos ojos por familiares, amigos y compañeros, quienes no dudan en alabar esa disciplina para cumplir un régimen alimentario de manera metódica.
Las alarmas comienzan a encenderse cuando se observa que las restricciones dietéticas son cada vez mayores y se pasan largos periodos sin comer, lo cual se traduce en un descenso marcado del peso, que suele generar dudas en los seres queridos.
Algunas veces se experimentan periodos en que se come en grandes cantidades, lo que provoca cierta tranquilidad en el entorno. Sin embargo esas comilonas generan al paciente un enorme temor a engordar, por lo que cada ingesta masiva va seguida de una serie de maniobras para bajar de peso, como provocar el vómito, usar laxantes, realizar sesiones desmedidas de ejercicio, uso de enemas y pastillas para orinar. Maniobras que suceden a escondidas, sin que nadie se entere. Curiosamente no importa cuánto peso se pierda, se sigue sintiendo el temor a aumentar de peso.
Así, el peso sigue disminuyendo y la simple visualización de los alimentos provoca repulsión y náuseas. La comida se vuelve repugnante e indeseable y esto lleva a estados de desnutrición que comprometen seriamente la salud, al punto que si no se consulta pueden llevar a la muerte.
Además son comunes algunas otras manifestaciones como desgano, pereza, cansancio, irritabilidad, retraimiento y trastornos menstruales, así como una pérdida en el interés sexual.
Desafortunadamente la delgadez se volvió parte del estereotipo de belleza de Occidente y no es raro encontrar auténticos símbolos sexuales y estrellas del celuloide que sufren de desnutrición, anemia y otras enfermedades carenciales producto de dietas brutales, destinadas a delinear el cuerpo al extremo.
Notas periodísticas señalan que celebridades como Jane Fonda, Lady Gaga, Victoria Beckham y Karen Carpenter, entre muchas otras, han sufrido esta temible enfermedad, de ahí el nombre de “enfermedad de las estrellas”.
Por eso hay que informar a los padres, sobre todo porque nuestras jóvenes anhelan ser escuálidas. Algunas podrán ostentar esas figuras lineales de manera saludable, pero muchas requerirán dietas de hambre para lucir cuerpos desnutridos que simulan belleza.
Recordemos que antes, cuando una mujer bajaba de peso, los familiares acudían al médico porque la joven estaba “muy menudita”. Hoy, por el contrario, cuando una joven baja de peso recibe todo un aplauso social por su esbelta figura.
Hasta hace muy poco se daba como un hecho el origen predominantemente psicológico de este trastorno. Sin embargo la presencia de problemas menstruales nos habla de una alteración hormonal de fondo. Hoy contamos con tratamientos que suelen ser efectivos, pero que requieren que el paciente acuda cuanto antes, y esto destaca el papel de la familia.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández / [email protected]
EMAIL: [email protected]
Lunes 20 Agosto, 2018
HORA: 12:00 AM
SIGUIENTE NOTICIA