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Opinión

Justificada indignación y furia ciudadana

Fernando Berrocal

La ciudadanía tiene toda la razón de estar indignada y enfurecida con tanta desvergüenza en la vida política y en las altas esferas de los poderes públicos.

Eso es cierto. Pero también lo es que nuestra institucionalidad y el sistema democrático en el que vivimos, nos da los instrumentos para encontrar, en paz y dentro del Estado de Derecho, las soluciones que necesita Costa Rica, para no dejar de ser un país singular, diferente y ejemplar en América Latina. 

Esto último no lo debemos perder nunca de vista. Solo basta volver los ojos y ver la tragedia de Nicaragua o la locura de Venezuela y ver en el Caribe a Cuba, en donde sistemas totalitarios violan a últimas consecuencias los derechos de sus pueblos. Ahí sí solo cabe la rebelión y la más grande de las indignaciones y furias populares.

La democracia no es un sistema perfecto. Mucho menos la condición humana. Nuestra democracia es perfectible y hoy, más que nunca en los últimos veinte años, la ciudadanía está consciente y segura de la necesidad de reformas estructurales en nuestro sistema institucional y legal. Esto es algo positivo.

Debemos trabajar con propuestas serias, responsables y democráticas, dentro o fuera de los partidos políticos y lo acepten o no los sectores organizados de nuestra sociedad. Costa Rica es de todos y todas las costarricenses. Este país tiene el derecho y la obligación de superar esta grave crisis institucional.

Estos cuatro años del gobierno del presidente Carlos Alvarado son vitales.

Si se logra la solución de la crisis fiscal y, efectivamente, se reduce el gasto público y se aprueban reformas significativas en materia tributaria, con una reforma racional, progresiva y justa de naturaleza impositiva, como sí apoyaría una mayoría nacional, habríamos avanzado mucho en la dirección correcta. 

Lamentablemente, la Comisión de Notables para la urgente reforma integral del Estado, nació herida de muerte por la incoherencia de las exorbitantes pensiones de lujo de varios de sus integrantes, en un momento de la vida nacional en que solo la transparencia ética genera credibilidad. La Casa Presidencial cometió con ello un error de sensibilidad y perspectiva política. 

La norma suprema en un Estado de Derecho es que, sin excepciones, “la ley es igual para todos”.

La Corte Suprema de Justicia cometió una falta gravísima en primera votación. 

A duras penas se enmendó en la segunda votación. 

Pero el Poder Judicial, al más alto nivel, quedó profundamente herido y cuestionado, particularmente el exmagistrado Carlos Chinchilla y los magistrados de la Sala III. Un error fatal.

Desde hace años, varios abogados, jueces y académicos, venimos escribiendo y proponiendo reformas estructurales en el Poder Judicial. 

Esa reforma es impostergable y llegó la hora de que la Asamblea Legislativa, en el ejercicio de sus potestades constitucionales, proceda a encauzar ese proceso reformador. 

Y sin excepción alguna, la Fiscalía General debe acusar pronto, los gravísimos casos de corrupción, tráfico de influencias y prevaricato pendientes de ser elevados a los Tribunales de Justicia. Ese reclamo ciudadano es unánime. 

Esa será la gran prueba de fuego.

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Jueves 19 Julio, 2018

HORA: 12:00 AM

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