Llamado Typhoon, e inscrito en el libro de los récords Guiness, esta nave es el submarino nuclear más grande y poderoso del mundo, pues hasta la fecha no se ha construido ninguno que le supere.
Debido a que los submarinos nucleares pueden permanecer sumergidos bajo el agua durante meses y disparar sus misiles balísticos de largo alcance dotados de múltiples cabezas nucleares contra objetivos que están a miles de kilómetros de distancia sin ser detectados, se le considera el arma más mortífera, destructiva y peligrosa jamás construida en la historia de la humanidad.
UN SUBMARINO NO CONVENCIONAL
Recordemos que la carrera armamentista que mantuvieron EE.UU. y la URSS desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial, más comúnmente conocida como “Guerra Fría”, llegó al cenit de su desarrollo cuando a principios de los años 80 los soviéticos crearon estos poderosos submarinos como contramedida definitiva a los submarinos y armas estratégicas que los estadounidenses estaban fabricando por aquel entonces. Ellos tuvieron noticias del Typhoon por primera vez durante una reunión celebrada en 1974, cuando el líder soviético Leonid Brezhnev le dijo al presidente Gerald Ford que, en respuesta al submarino de la clase Ohio, la Unión Soviética lanzaría un gigantesco submarino estratégico llamado Typhoon.
Poco después del desarrollo del misil SS-N-18 Stingray, que ya permitía a los submarinos rusos apuntar a las principales ciudades de EE.UU. sin la necesidad de abandonar la relativa seguridad de las aguas soviéticas, apareció el SS-N-20 Sturgeon como réplica al misil estadounidense Trident, pero este misil era mucho más grande que su homólogo y un submarino convencional no podría llevar una cantidad suficiente, así que la solución fue hacer un submarino no convencional.
Estos submarinos constituyeron una de las armas más temidas durante la guerra fría debido a su tremendo potencial, pues los Estados Unidos se esforzaron por seguirlos de cerca, pero nunca consiguieron encontrar la forma de neutralizar o controlar completamente al submarino ruso. Y es que los anteriores ruidosos submarinos estratégicos soviéticos podían ser seguidos y vigilados con relativa facilidad en el Atlántico y el Pacífico por submarinos de ataque norteamericanos que eran mucho más silenciosos, un fallo que los rusos corrigieron diseñando el impresionante modelo.
Para su fabricación se tuvieron en cuenta más de 200 soluciones, asegurándose así de que el poderoso aparato entrara en el nuevo milenio siendo, no solo el submarino más grande del mundo, sino también uno de los más avanzados tecnológicamente.
GRANDES PROBLEMAS Y CORTA VIDA
Poderosos como eran, también contaban con otra serie de complicaciones, pues aparte del enorme costo económico que suponía mantenerlos en servicio, los Typhoon requerían una complicada infraestructura para operar adecuadamente y la mayoría de las bases navales soviéticas no podían acogerlos debido a sus enormes dimensiones.
Los misiles balísticos que portaban también eran difíciles de manejar debido a su gran tamaño y solamente podían ser transportados por raíles y luego eran izados por una potente grúa para cargarlos en los silos a bordo del submarino.
El último buque de la serie en ser construido, el TK-20 Severstal, sigue activo desempeñando misiones varias, al igual que sus otros hermanos, probando nuevos sistemas, haciendo ejercicios de entrenamiento y llevando a cabo maniobras de lanzamiento de misiles y torpedos entre otras.
La vida operacional de estos submarinos se estima que está entre 20-30 años, aunque para mantenerlo activo durante ese periodo, el buque necesita revisiones y reparaciones de gran escala cada 7-8 años. De otro modo, la vida de un submarino se reduce drásticamente a casi la mitad.
De los seis buques de que constaba la clase, tres ya han sido retirados completamente, como parte del Tratado para la Reducción de Armas firmado por Estados Unidos y Rusia. Dos fueron sacados de servicio en 1996 y puestos en reserva, y el tercero un año más tarde, mientras un cuarto aparato, el TK-202 comenzó el proceso de descarga de residuos radioactivos. Estados Unidos ha aportado fondos para ayudar al desmantelamiento de estos submarinos, pero el trabajo de desguace es lento, costoso y complicado. Lo primero es quitar el combustible nuclear utilizado por el submarino, después se retiran los 2 reactores, y para ello hay que construir instalaciones especiales. Se dice que otros dos buques, el TK-12 y el TK-13, están esperando su turno para seguir el mismo camino.
Así las cosas, todo parece indicar que Rusia desea mantener en servicio los otros tres submarinos Typhoon, haciéndolos funcionar como plataformas de pruebas para nuevas armas estratégicas y/o equipándolos con nuevos misiles en sus versiones navales.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Jueves 19 Julio, 2018
HORA: 12:00 AM
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