Si había un partido claro para ganar en el Mundial Rusia 2018 era el de este domingo ante Serbia. Si la Selección Nacional quería ganar enteros para clasificar a octavos de final tenía que vencer al combinado serbio sí o sí, pero reprobó en el estreno mundialista.
La Tricolor cayó 0-1 ante un rival que también mostró poco, pero que contó con la genialidad de uno de sus hombres más experimentados, Aleksandar Kolarov, para de tiro libre superar a Keylor Navas, quien evitó un revés más abultado para la escuadra que dirige Óscar Ramírez.
El único gol del partido fue al minuto 56, cuando Kolarov tomó la redonda para patear un lanzamiento de tiro libre tras una falta innecesaria que cometió David Guzmán. El serbio pegó tan bien el cuero que se metió pegado al palo de la cabaña defendida por Navas, quien estuvo a la altura de la ocasión. Costa Rica perdió una gran oportunidad de sumar de 3 en la Copa del Mundo y queda con el agua hasta el cuello. Se medirá a Brasil y Suiza, los dos grandes favoritos para avanzar en el grupo E.De manera que las opciones de clasificación se reducen considerablemente para la Sele, que careció de aquella magia que mostró en Brasil hace cuatro años.
ESFUERZO Y NADA MÁS
Las comparaciones son odiosas, pero la Sele está marcada por aquella histórica participación del 2014, por lo que la afición se volvió más exigente con un grupo que en su gran mayoría estuvo en aquella hazaña. Aunque las presentaciones previas de la Tricolor ya presagiaban la debacle.
Costa Rica creció poco en comparación con los dos últimos fogueos que perdió. Su rendimiento fue de regular para abajo, aunque concuerdo con los seleccionados que se esforzaron. Eso es cierto, se vio a todos los futbolistas corriendo y metiendo pata, pero así no se ganan los partidos, se necesita el ingrediente del buen fútbol para apostar por un buen resultado, y la Sele no lo tuvo.
En ofensiva careció de armas, solo estuvo Marco Ureña, quien a pesar de correr de un lado a otro y luchar contra la muralla que implantó Serbia, se le hizo imposible quedar de cara al gol. Luego ingresó Joel Campbell, posiblemente algo tarde, al minuto 66, porque puso picardía y movió la ofensiva, aun así, sin que la Tricolor tuviera la claridad para superar el muro defensivo del rival.
En la defensa la escuadra patria se plantó fuerte, aunque por el sector izquierdo fue muy vulnerable, y cuando los zagueros pecaron emergió la figura de Keylor Navas para evitar la anotación.
POCA RESPUESTA DEL BANQUILLO
Se puede decir que la primera mitad fue aceptable para la Sele porque sufrió poco y terminó con el cero atrás. Esos 45 minutos dejaron en claro que el partido estaba para ganarlo, que el oponente tenía poco. No obstante, el mal de este combinado patrio es su aparato ofensivo y no estuvo tan claro para anotar, salvo un par de cabezazos de Giancarlo González, quien fue el que estuvo más cerca de vencer al meta serbio.
Del banquillo las respuestas fueron pocas y tardías cuando las cosas se pusieron color de hormiga con el gol de Kolarov. Machillo con el marcador en contra mantuvo el mismo sistema defensivo, nunca puso otro punta, tampoco buscó ser más penetrante por los costados. Lo que obligó a la Sele jugar de forma directa y ahí perdió potencia por la fortaleza física del oponente.
Queda la sensación de que si el timonel hubiera soltado amarras se podía hacer más y queda la incógnita de qué pudo pasar si la Tricolor jugaba de tú a tú sin preocuparse tanto por defender.
Los octavos de final quedaron muy lejos para la Nacional, que se alistará para medirse a Brasil y Suiza.
