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Opinión

No basta con un 8 de marzo

Editorial

No basta con un 8 de marzo. No basta con un mes exclusivo para las mujeres, y con esto no decimos que nos deban dedicar y festejar a diario, lo cierto es que el respeto, la igualdad y la dignidad no tienen fecha, son obligatorios, no estacionales. No son flor de un día. 

La lucha por los derechos para mujeres, hombres, niños y niñas es de todos los días. 

Claro, hay situaciones de vulnerabilidad que deben verse con lupa, prácticas nocivas que hay que eliminar. 

En lo que va de 2018 más de 11 mujeres han fallecido brutalmente, es una cifra lamentable que nos obliga a revisarnos como sociedad. No es posible que sigan perpetrándose este tipo de actos. ¿Qué estamos haciendo como Estado para no fallarle a nuestra población? Pues no se trata únicamente de un asunto de seguridad. 

En el empleo hay situaciones adversas para las mujeres que no hemos podido solucionar, Costa Rica tiene la menor tasa de participación laboral femenina en América Latina con un 55%. 

Más del 40% de las mujeres en el mercado laboral son subcontratadas, tienen horarios inestables y reciben pagos menores a los estipulados por ley en comparación con los hombres. 

Hay empresas donde no contratan mujeres para evitarse las licencias de maternidad y el cuido de los hijos que conlleva en ocasiones permisos especiales. Existe también el concepto de que no disponen de mayor tiempo extralaboral, o bien usan tiempo de su trabajo para asuntos personales, siendo esto un concepto erróneo y discriminatorio. 

Se detecta que una gran parte de los patronos ni siquiera les da garantía como seguro, riesgos del trabajo e incapacidades poniendo en total peligro su integridad física y emocional. 

Según datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), con datos del 2015-2016, la población ocupada femenina bajó en un 3,2%. 

Lo mismo sucede en la política, si no es por el sistema de cuotas, muchas mujeres no tendrían acceso a puestos decisivos. Claro está que también se trata de capacidades, de experiencia. 

Un dato que nos llena de orgullo es la gran cantidad de diputadas que irán al Congreso este 1 de mayo del 2018, la cifra de 26 es histórica y la exigencia de la paridad es atinada más cuando se sabe de la violencia política ha minado las intenciones de grandes profesionales. 

También es cierto que hay que dar la talla, el país requiere más mujeres, opciones y soluciones. Los retos que enfrenta la población femenina nacional no son sencillos, la sociedad sigue lapidando los deseos de superación, pero eso no implica darse por vencido, autocompadecerse y menos lamentarse. 

Teresa de Calcuta fue una mujer enigmática, promotora del servicio social y una muestra del verdadero temple femenino. 

Su vida en medio de muchas limitaciones estuvo dedicada a cuidar los enfermos de la India, recorrió muchos países en el mundo llevando un mensaje de paz impregnado de amor al prójimo, aquellos en las condiciones más desdichadas. Fue, es y será siempre el mejor ejemplo de la entrega y la virtud de una madre. 

Cuando el tiempo se lo permitía, escribía palabras sabias. La mujer fue un tema de su inspiración hay frases emblemáticas que vivirán en la posteridad. 

 “Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida. Detrás de cada logro, hay otro desafío. Mientras estés viva, siéntete viva”. “Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años... Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad”, dijo la madre Teresa de Calcuta.

Qué razón tenía esta humilde sierva. Las féminas no hemos aprendido a dignificar nuestra condición, aún no entendemos lo urgente del autorrespeto, de la fuerza interna de nuestro corazón y del coraje que la naturaleza nos dio como virtud con el solo hecho se nacer mujeres. 

Ella luchó hasta su muerte por mostrar la realidad de pueblos enteros que sufren, que caen abatidos en medio de balas, hambre y pobreza, pero emprendió también una importante contienda contra la discriminación de la mujer. 

Teresa de Calcuta las llamó a nunca detenerse ante las adversidades, a sentirse amadas aun sin compañía, a respetarse en medio de las tormentas, a amarse a sí mismas con ahínco y pasión, a dejar en el recuerdo aquello que nos trajo felicidad pero también las lágrimas con el fin de seguir sobre el camino viendo de frente y no hacia atrás. 

Hoy es justo retomar estas palabras, reconsiderar la posición de las féminas en los roles estratégicos: familia, sociedad, política y economía. 

Somos las mujeres las primeras en hacer valer nuestra condición, no con exigencias meramente feministas y caprichosas, sino con inteligencia y aportes. 

Seamos merecedoras de puestos importantes por nuestras capacidades profesionales y humanas, no solamente por el cumplimiento de una cuota que además exige la ley. 

Luchemos con cuerpo y mente, fijemos metas y promovamos desarrollo, celebremos cada día nuestros esfuerzos, reconozcamos nuestras capacidades, no esperemos la palmada en la espalda y la palabra dulce para avanzar a pasos firmes. 

Desde el gobierno, la empresa privada, el sector público, los organismos internacionales, luchemos por aquellas cuyas condiciones y derechos son vulnerados, carentes de oportunidades. 

Blancas, negras, asiáticas, indígenas... no importa, ser mujeres es una condición privilegiada, honrémosla. 

Pero entendamos que debemos trabajar en equipo, que los hombres no son nuestros enemigos, que la unión hace la fuerza, que debemos aprender a competir, a opinar y a luchar, pero en el marco del respeto común. No podemos seguir trazando la ruta basadas en la ley de talión, ojo por ojo, diente por diente. 

No basemos al respeto a nuestros derechos en el irrespeto a los derechos de otros. 

Sigamos el consejo acertado de la madre Teresa de Calcuta: “No nos detengamos”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Jueves 08 Marzo, 2018

HORA: 12:00 AM

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