El derecho de elegir y el abstencionismo
Dr. Rodolfo Hernández Gómez
Nuestro Sistema Electoral se rige por una serie de principios, que resultan fundamentales para entender el proceso electoral que vivimos los costarricenses. El primero es el de participación política, este se consagra como un derecho humano, según el artículo 2 del Código Electoral. Esta participación no se limita a un acto de ser electo dentro de una sociedad democrática, representativa, participativa e inclusiva, sino al derecho de ejercer el voto de todos los ciudadanos mayores de 18 años.
Desde 1821, la República de Costa Rica -y en especial durante el periodo de influencia de los liberales, que inicia con el general Tomás Guardia y termina con la caída del Gobierno de Alfredo González Flores, en 1917- ha luchado por el derecho al voto, como forma de alternatividad en el ejercicio del poder, y para combatir los golpes de Estado que organizaban los militares en esa época.
Con el inicio de la Segunda República, el 7 de noviembre de 1949, se comienza la lucha por la transparencia electoral, la cual que es motivo de orgullo para todos los costarricenses.
Pero lo cierto es que ahora nos enfrentamos a una nueva amenaza del proceso electoral: el abstencionismo. En las pasadas elecciones del 4 de febrero, alcanzó un 34,34%, creciendo más de un 2% con respecto a las elecciones de 2014.
El abstencionismo es la conducta apática del ciudadano de no participar en los procesos electorales, para ser electo o elegir, una reacción que causa mucho perjuicio a la Democracia, desde un desmedido gasto de recursos económicos hasta los daños que se le causan a la lucha por la defensa del sufragio. Hay países en donde el no asistir a las urnas electorales es motivo de una conducta que se reprocha con cárcel, ¿será que en Costa Rica se necesitará imponer sanciones contra los abstencionistas?
Nos aprestamos al inicio de una segunda ronda electoral, para elegir al próximo Presidente de la República. El gasto de organización para esta segunda ronda es de 3 millones de dólares, que debe invertir el Tribunal Supremo de Elecciones, y que proviene de dinero de todos los costarricenses. El no asistir a cumplir este deber cívico debe ser considerado una afrenta al país, por lo que, si conocemos a alguien que no quiera presentarse a elegir, debemos hacerle ver su falta, su traición a la patria, a una de las más nobles tradiciones del pueblo, que luchó por décadas por que todos podamos elegir y ser electos.
Los invito a no darle la espalda a la Democracia y acabemos con el nuevo y peligroso enemigo del pueblo, el abstencionismo.
