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Sucesos

Defensor del “Monstruo de Liberia” duerme en cuarto de la masacre

Madre de acusado habló por primera vez con DIARIO EXTRA

  • Gerardo Ríos Mairena habló en exclusiva con El Periódico de Más Venta en Costa Rica y dijo ser inocente

  • La escena del crimen fue remodelada por los nuevos inquilinos, colocaron muebles

  • La madre del imputado se aferra a su fe y dice estar tranquila esperando que se haga justicia

El principal sospechoso de asesinar de múltiples puñaladas a cinco estudiantes universitarios y dejar a una adolescente gravemente herida enfrenta a partir de este lunes el juicio en los Tribunales de Justicia de Liberia. 

Se trata de Gerardo Ríos Mairena, de 34 años, a quien trasladaron este domingo desde su celda en Máxima Seguridad de La Reforma hasta la sala de juicio número 1, donde escuchará la acusación que hizo el Ministerio Público. 

Las víctimas fueron identificadas como Stephanie Hernández García, Íngrid Masiel Méndez Serrano, Dayana Vanessa Martínez Romero, Joseph Briones Solís y Ariel Antonio Vargas Condega.

Todos eran menores de 24 años y presentaban alrededor de 5 heridas de arma blanca en tórax anterior y el cuello, que fue la más profunda y les produjo la muerte por degüello. 

Francisco Herrera, abogado defensor, duerme en el mismo cuarto donde les dieron muerte a los universitarios y asegura no tener miedo.

“A las 3 a.m. suenan los gallos, no tengo miedo de descansar donde murieron cinco personas, les tengo miedo a los vivos, los muertos están en su santo reino. He dormido con muertos, así que no es la primera vez que vivo algo similar.

Soy una persona de fe, creyente en Dios, que me ha hecho muchos milagros. Me duele lo ocurrido a personas de bien”, manifestó.

A estos jóvenes les dieron muerte el 19 de enero de 2017 en una casa que alquilaban en barrio La Victoria de Liberia. La única sobreviviente se habría desmayado tras recibir una profunda herida en el cuello y fue dada de alta tras permanecer en el hospital liberiano. 

Fuentes confidenciales aseguraron a DIARIO EXTRA que se ubicaron siete celulares y que el único sospechoso, quien escapó, habría ingresado al dormitorio sin camisa en busca de una de las mujeres que no tenía pareja.

Hannia Ríos Mairena, madre del acusado, recibió en su casa a un equipo de DIARIO EXTRA para dar por primera vez su versión de los hechos. 

“El día del crimen estaba durmiendo con mi mamá, me vine a bañar a mi casa como a las 5:30 a.m., mi esposo estaba acostado, cuando Alfonso (un vecino) me vino a buscar y me dijo que si sabía algo. Fue muy insistente, me dijo que habían matado a las muchachas, le respondí que no sabía. 

Mientras que el día que detuvieron a mi hijo, mi esposo y yo nos acabábamos de venir a la casa antes de las 6 a.m. Gerardo se había quedado donde mis papás porque entraba tarde a trabajar como albañil en el sector de Quebrada Grande”, recordó.

Esta madre sufre y entre lágrimas asegura extrañar a su hijo, quien siempre le daba un abrazo y un beso. 

“Me dijo que viera lo que me están haciendo, le respondí que no se preocupara. Es un muchacho tranquilo, especial, no es agresivo, muy humilde, usaba de vez en cuando la marihuana.

No tenía nada con ninguna de las muchachas que fueron ubicadas sin vida, salía del trabajo a las 5 a.m. y entraba pasadas las 6 p.m., para ese entonces andaba con una muchacha”, recalcó.

 

VIAJE DE 600 KILÓMETROS

 

Con su amor de madre, cada vez que su hijo tiene visita en la cárcel recorre 600 kilómetros en bus en un viaje de ida y vuelta desde la madrugada para poder compartir con él. 

“Le dije que voy cada mes porque me sale muy caro. Me pide que le lleve carne sudada, pollo frito que le encanta, voy llena de comidas. Va toda mi familia, que nos apoya en estos momentos difíciles.

Han sido momentos muy duros, siempre rezo por mi hijo, tengo el caso en manos de la Divina Misericordia y Gerardo es devoto a la Virgen de Guadalupe. En su celda tiene la Biblia, no tiene fotos porque se pone muy sentimental”, narró.

Hannia dice que se haga la voluntad de Dios, que van a salir adelante, pese a que alguna gente se le queda viendo feo y otros la apoyan.

“Nos hablamos los miércoles y viernes 10 minutos, pregunta cómo están sus abuelos y su gente. Es muy comelón, le dejo pan, galletas, confites, cosas personales, le encantan el pollo frito y las comidas con caldo.

Me duele pensar que podría pasar muchos años en la cárcel, lo apoyaré hasta el final, mientras yo exista no estará solo. Espero estar fuerte en caso que lo condenen, serían muchos años adentro, sé que no lo hizo, el sentimiento de madre no falla”, aseguró.

 

ABUELOS SALEN RASCANDO

 

La madre de Gerardo agregó que casi no veía a las muchachas, no se saludaban, eran muy insociales y se les oía cuando se bañaban porque ponían música.

“Cuando lo detuvieron me dijo que me fuera para que no viviera esto, que estuviera tranquila. En el allanamiento los agentes del OIJ me quebraron las puertas. 

A mi papá de 93 años casi me lo golpean, venía saliendo del baño para el cuarto a mudarse y a mi mamá de 85 años le falta una pierna, en ese momento estaba durmiendo y una muchacha le jaló la cobija”, recalcó.

Mientras Hannia denunciaba el maltrato que sufrió su hijo, curiosamente sonó el teléfono y era él desde la cárcel, donde dice estar bien.

“Lo tiraron al suelo con todo y cama, mi mamá creyó que era yo, la policía le dijo que se levantara, que tenía que ponerse la prótesis para caminar, pero muy malcriada.

Me les afectó psicológicamente, están medicados, lloran mucho, aún esperan que llegue, tengo que decirles que no, aunque esperamos que regrese pronto”, añadió.

Según las autoridades penitenciarias, un oficial tiene un salario base diario de ¢14.122, el combustible por kilómetro es de ¢13 mil y los viáticos que recibe cada policía son de ¢13.500. En este caso podrían llamar a ocho uniformados que permanezcan atentos el “Monstruo de Liberia”.

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Fotos: Randall Sandoval

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Lunes 22 Enero, 2018

HORA: 12:00 AM

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