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Opinión

Agua potable, desafío permanente

Jose Pablo Méndez* / [email protected]

El 1 de enero del año 2016 entró en vigor oficialmente el plan de 17 Metas del Programa de Desarrollo Sostenible de 2030, adoptado por los líderes de los estados en todo el mundo en septiembre de 2015, en la histórica cumbre de la ONU. Durante los próximos 15 años los países deberían intensificar los esfuerzos para combatir todas las formas de pobreza y desigualdad, así como para hacer frente al cambio climático mediante la implementación de planes de acción holísticos. Los nuevos objetivos son únicos porque requieren la acción de todos los países, en vías de desarrollo, desarrollados y de ingresos medios, para promover la prosperidad y proteger el planeta.

Sin embargo los objetivos de desarrollo sostenible no son legalmente vinculantes. Por lo tanto, la voluntad y la implementación de programas para lograr estos objetivos descansan en los gobiernos de cada país. Estos últimos tienen la responsabilidad primordial de supervisar y revisar a nivel local, nacional y regional los progresos realizados para alcanzar los objetivos para los próximos 15 años.

El objetivo 6 de la Agenda está dedicado al agua y en particular aboga por “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”. El agua limpia y accesible para todos es un elemento esencial del mundo. Debido a la mala gestión económica de la infraestructura hídrica, millones de personas, la mayoría de las cuales son niños, mueren cada año por enfermedades asociadas con un suministro de agua contaminada, deficiencias en los sistemas de alcantarillado y saneamiento. Condiciones aptas para la aparición de epidemias y otros problemas asociados. 

La escasez de agua, la mala calidad del agua y la infraestructura inadecuada de alcantarillado tienen un impacto negativo en la calidad de vida y las oportunidades para las familias de menor acceso a recursos de todo el mundo. Asimismo, fenómenos como la sequía golpean a algunos de los países más pobres del mundo, lo que agrava el hambre y la malnutrición.

Cada día mueren alrededor de 1.000 niños, debido a las deficiencias en la prevención de enfermedades relacionadas con el agua y las aguas residuales. Al menos 1.800 millones de personas en todo el mundo usan una fuente de agua potable contaminada. La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial, una cifra que se espera aumente. Según las estadísticas de OMS, para 2050 al menos 1 de cada 4 personas probablemente vivirá en un país afectado por la escasez crónica o recurrente de agua potable. 

En los países de América Latina y el Caribe la cobertura de agua potable (94%) es la de mayor alcance que en otras regiones en desarrollo. Sin embargo los datos de cobertura varían ampliamente entre países y a lo interno de estos entre las zonas rurales y urbanas.

“Por ejemplo, en Uruguay más del 96% de la población cuenta con acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas, frente a menos de la mitad de la población en Bolivia (46%) y casi la cuarta parte (24%) en Haití (El País, 2015)”. En números absolutos, “aproximadamente 37 millones de personas carecen de acceso a agua potable, y casi 110 millones no tienen acceso a saneamiento. Los países con el menor acceso al agua potable de América Latina son: Haití, República Dominicana, Nicaragua, Ecuador, Perú y Bolivia (El País, 2015)”.

En Costa Rica, según el Programa Estado de la Nación, de acuerdo a los datos del último censo nacional (2011), “En cobertura del agua potable el país ha mejorado en los últimos años, en particular en este último año la cobertura mejoró 83,4% a 87,3%, obteniéndose valores históricos y colocando a Costa Rica en la posición número uno a nivel de América Latina (Sancho, 2010)”. 

Señalan que, pese a la gestión adecuada a nivel nacional, tenemos presentes 12 cantones con menor cobertura de acueducto: Talamanca (44,1%), Sarapiquí (46,4%), Los Chiles (50,45%), Buenos Aires (61%), Guatuso (63,1%), Upala (63,4%), Osa (65,5%), Pococí (66,8%), Hojancha (67,4%), Golfito (67,5%), Matina (68,1%) y Guácimo (70,5%). Coincidentemente muchos de estos cantones, según el Atlas del Desarrollo Humano Cantonal de Costa Rica 2016, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica, ocupan los últimos 10 lugares del ranking en el Índice de Desarrollo Humano (IDH).

Uno de los aspectos a trabajar es la sostenibilidad económica de los servicios de agua potable, lo que se ha visto obstaculizado muchas veces por la incapacidad de los hogares destinatarios para pagar sus facturas. Si bien el precio total asegura la sostenibilidad económica del servicio de agua, puede contravenir su sostenibilidad sociopolítica. 

Otro aspecto a resaltar es el aumento de la variabilidad climática, que tiene un serio impacto en la disponibilidad y calidad del agua, lo que a su vez compromete la estabilidad social y el empleo para las generaciones más jóvenes. Esto es particularmente cierto en áreas áridas y semiáridas, donde la migración es a menudo el resultado y el modo de adaptación a las presiones ambientales climáticas y sus impactos sociales y económicos.

“En la época de verano la producción de agua en las fuentes de abastecimiento de la GAM disminuye hasta un 50%, a la vez, la temperatura media aumenta sensiblemente, esto provoca que la demanda o necesidad de agua aumente, estos efectos bajan los niveles de reserva en los tanques de almacenamiento, provocando un desabastecimiento en ciertas zonas del Acueducto Metropolitano (ICAyA, 2017).

Volviendo al objetivo 6 de la Agenda Global, la gestión de los recursos hídricos en el contexto de la lucha contra la pobreza en todo el mundo tiene un impacto social en la dignidad humana, nivel de vida, igualdad, biodiversidad y calidad del paisaje. Por lo tanto, para lograr la protección de los derechos humanos, especialmente el derecho al agua, los países deben tener en cuenta las características dinámicas y la especificidad del agua, así como el impacto del cambio climático en la disponibilidad del agua y comprender que el único enfoque sostenible es la acción conjunta a escala global.

 

*Mag. Estudios socioambientales

 

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