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Deportes

Portero manco es ejemplo mundial

Ataja en un equipo de Rumania

Tudorel Mihailescu durante un partido de la cuarta división de Rumanía. (Foto: EFE)

Bucarest. (EFE) – Si ser portero de fútbol es una de las posiciones más difíciles en un equipo, mucho más complicado debe serlo si solo se tiene un brazo. Este es el caso de Tudorel Mihailescu, que a sus 50 años sigue atajando en un equipo de la cuarta división de Rumania, pese a ser manco.

Tudorel perdió la mano izquierda y parte del brazo al nacer porque tenía el cordón umbilical alrededor, lo que le causó la atrofia de esa extremidad y una discapacidad de por vida.

Sin embargo esto no detuvo a Mihailescu. Ni para ganarse la vida en una empresa de reciclaje de basuras de la capital Bucarest ni para defender el arco del Romprim, un modesto club de un pueblo minero del interior del país. 

Es un caso inédito en el mundo porque su discapacidad hubiera desalentado a cualquiera en jugar al fútbol y menos como arquero. Sus inicios se dieron de niño cuando decidió atajar porque nadie se atrevía a meterse en el arco. Desde ese día nunca salió debajo de los tres palos.

“El portero de Steaua, Dumitru Moraru, fue mi inspirador. Nunca nadie me dijo nada por mi condición, porque demostré mi habilidad para tapar”, señala Tudorel.

Esa capacidad lo llevó a los 13 años a ser preseleccionado por el Steaua y el Rapid, dos de los clubes más grandes de Rumanía, pero a pesar de demostrar condiciones, los ojeadores dijeron no.

A los 16 fue el portero de la selección absoluta de su colegio y el DT Nea Costel lo llevó a F.C. Progresul y allí se consagró en la IV división del fútbol de Rumania. En una temporada su equipo llegó a la final contra el Rapid, escuadra que le había dicho que no en el pasado.

“El partido quedó 0-0 y fuimos a los penales. Tuve la fortuna de tapar uno y anotar el último para mi equipo. Ganamos el ascenso. Recuerdo que el otro entrenador tomó de la oreja a su portero y le dijo que me mirara, que yo con una mano había tenido una mejor presentación”, manifestó Tudorel.

En 1987 ya jugaba en Dínamo de Bucarest, estaba en la III división y llegaron a la final contra el Bere Rahova. El resultado fue a favor 2-0 y esto significaba que jugaría en la segunda división.

Sin embargo de nuevo recibió un “no” como respuesta. El DT no lo convocó al equipo que jugó el siguiente campeonato. “Lloré ese día, pero continué con mi sueño. Cada negativa me daba más motivos para superarme”, relata.

El fútbol le siguió negando la posibilidad de llegar a la primera división, a pesar de demostrar su técnica y atajadas a mano cambiada. Las responsabilidades se acrecentaron cuando en 1988 nació su hijo. Pero el fútbol no dejó de ser su pasión.

Continuó jugando, pero como el sueldo era insuficiente se ayudó económicamente trabajando en otra cosa. Los años pasaron, pero su calidad con la pierna izquierda y su mano derecha sigue intacta. La técnica la demuestra cada semana en el torneo Old Boys de Rumania de la IV división, donde compite cada semana contra delanteros veinte años más jóvenes.

 

LO DIJO

 

"Espero que mi ejemplo sirva para los niños y jóvenes con discapacidad y sin ella, para que se den cuenta que con trabajo se logran los objetivos y entiendan lo importante que es practicar un deporte"

 

Tudorel Mihailescu

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Miércoles 17 Enero, 2018

HORA: 12:00 AM

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