Ojalá no sea un augurio para el resto del año
Editorial
Los adultos por lo general acarreamos problemas durante todo el año, ya sea con nosotros mismos o con terceras personas, sin embargo, esto no quiere decir que vamos a maltratar a otros, mucho menos a los más pequeños de la casa.
Lamentablemente, muchos adultos se desquitan con los niños, pues estos, en su afán de buscar atención de sus padres o de las personas que los cuidan, lloran y los llaman constantemente, situación que empeora el mal humor de muchos.
Hemos visto casos de padres, cuidadores y hasta parejas de los progenitores que han generado graves lesiones a los pequeños por la simple razón de ser niños y comportarse como tales, incluso hay casos en que la agresión ha sido tan brutal que hasta les han causado la muerte.
Cada uno de nosotros debe tener la madurez de lidiar con lo que le sucede en el trabajo, en el estudio y hasta en la calle, pues muchas personas se alteran y cuando llegan a la casa no hay quien se las aguante; se ponen a pegar golpes y gritos a todos los que se les atraviesen en el camino.
Resulta vital que la gente entienda que el resto de las personas no tienen culpa de lo que les pasa, por lo que no se debe gritar, maltratar ni mucho menos golpear a nadie para descargar las frustraciones.
Ante el caso de una pequeña que fue agredida con un machete durante los festejos de fin y principio de año, nos preguntamos cómo puede ser posible esto, y luego nos enteramos que por un tema de celos la niña pagó los platos rotos.
Se hace muy complicado imaginar lo que sintió esa niñita, quien recibió un machetazo por algo que ni siquiera tenía que ver con ella directamente. Un pleito de adultos la marcó para el resto de la vida.
Todo se da porque el agresor vio a su expareja con un nuevo novio, situación sumamente normal, pues si ya se acabó una relación no hay nada que impida hacerse de otra pareja. Cada vez es más común que la gente se sienta dueña de otra persona solo por tener una relación.
Sin embargo, esto no da para agarrarse a machetazos con el tercero en discordia, ni mucho menos para agredir a una inocente. A veces los adultos nos comportamos como trogloditas, actuando sin pensar, por pura cólera e impulsos.
Cada uno de nosotros debe tener claro que, en primer lugar, posibles parejas sobran, este sujeto no se iba morir porque su ex tuviera un nuevo novio, ni se iba a ser menos hombre por eso y, segundo, hay que aprender a respetar cuando los sentimientos de la otra persona cambian, a nadie pueden obligar a seguir con alguien cuando el amor ya murió.
Y las mujeres deben aprender a que, si son madres, deben poner por encima de todo a sus hijos, ningún hombre puede ser más importante que sus retoños, sangre de su sangre, y antes de defender al caballero lo primordial era poner a salvo a la niña, en especial porque al ser tan pequeñita dependía únicamente de su progenitora.
Esperamos que dicho incidente no sea un augurio de lo que nos espera para 2018, pues los infantes de la casa no tienen la culpa de nada de lo que nos pasa a los adultos, de modo que no les corresponde salir rascando por nuestros problemas.
Pongamos las barbas en remojo, pensemos antes de actuar, porque una cólera, un ataque de celos o un arranque de ira no solo puede llevarnos a la cárcel, sino que podría provocar un gran dolor en varias familias. Los adultos debemos dar el ejemplo a los más pequeños, nos toca enseñarles a dominar el carácter, pero, lo más importante, a brindar amor al prójimo.
