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Opinión

El árbol de cemento y el bosque desencantado

DIÁLOGOS SOBRE JUSTICIA / Rolando Vega Robert

Siendo magistrado de la Corte Suprema de Justicia, desde hace varios años advertí públicamente, y de forma reiterada, la crisis que desde mi punto de vista estaba viviendo el Poder Judicial hacía tiempo atrás. 

En aquel momento, afirmaciones de esa naturaleza eran recibidas internamente en estado de negación y, por supuesto, también de desaprobación. Durante el ejercicio de la magistratura por casi catorce años, también insistí en la necesidad de promover y practicar un espíritu autocrítico a nivel institucional como un principio básico para enfrentar las múltiples debilidades del sistema judicial.

Esa forma de pensar y de percibir las cosas, contradecía la idiosincrasia judicial caracterizada por la intención reiterada de ocultar o ignorar la realidad. Una cúpula judicial prepotente se manifestaba muy poco permeable a la crítica externa y mucho menos aún a la autocrítica con fines de identificar oportunidades de mejora y la búsqueda de soluciones a las diferentes patologías.

Históricamente, la realidad judicial podríamos compararla con la de un bosque encantado. Éramos ejemplo a nivel internacional de muchas cosas buenas. Hoy día todavía seguimos siéndolo, pero en mucho menor escala. En ese bosque encantado, recientemente ha nacido con mucha fuerza un árbol de cemento que ha causado gran preocupación e indignación en la ciudadanía. 

Aquel bosque encantado, que ha sido pilar de nuestra democracia, se encuentra inmerso en problemas muy graves de deslegitimación y credibilidad popular. Aquella hermosa biodiversidad que años atrás encontrábamos en ese bosque judicial y nos hacía sentirnos muy orgullosos, hoy día está en estado crítico y poniendo en serios apuros toda la institucionalidad de nuestro país.

La opinión pública se ha centrado en los últimos tiempos y con gran perplejidad, en algunos fenómenos como el amiguismo, el lobbismo y la falta de preparación de los magistrados que llegan a la Corte. Y todo esto, a raíz del árbol de cemento que se ha “descubierto” en el bosque.

Pero ese complicado árbol no debe ser un elemento distractor que nos impida ver la biodiversidad completa del bosque para poder analizar las múltiples causas de su desencantamiento. Ciertamente, el bosque se ha enfermado hace tiempo y es el momento de talar probablemente muchos árboles y limpiar de maleza lo necesario para que los nuevos crezcan sanos y vigorosos.

Podemos citar otros ejemplos de árboles que se han dejado de lado por años en esa biodiversidad judicial y que deben motivo de debate nacional igualmente. Solo por citar algunos: la percepción interna sobre la corrupción judicial; los graves problemas de gobernabilidad en la Corte; los múltiples casos de mala organización y funcionamiento en los tribunales; el ineficiente servicio público para las personas usuarias; la deuda de una reforma judicial pregonada desde hace casi 20 años sin resultados concretos; las erogaciones millonarias en programas institucionales sin evaluación de resultados; las luchas de poder internas para satisfacer egos y privilegiar los intereses personales sobre los institucionales; una carrera judicial de más de 20 años sin haber sido evaluada rigurosamente y con inopias recurrentes en los concursos de la judicatura; el fenómeno cada vez más grave de la excesiva duración de los procesos y la poca capacidad de respuesta del sistema; la creciente politización en el nombramiento de los magistrados de la Corte; el quebrantamiento del orden constitucional por parte de la Asamblea Legislativa al violar el plazo para el nombramiento de magistrados; las posibles violaciones a la prohibición del ejercicio profesional mediante consultorías y asesorías que no están autorizadas por la Ley Orgánica; una importante cantidad de viajes al exterior que no están plenamente justificados y asociados a un interés institucional.

No hay duda de que hay que llegar hasta las últimas consecuencias en las investigaciones relacionadas con el árbol de cemento. Pero no debemos quedarnos contemplando solo ese árbol sin ver el resto del bosque. Es urgente que, de inmediato, se debatan y analicen todos los demás elementos de esa enorme biodiversidad patológica en la búsqueda de acciones correctivas. Solo así este noble pueblo podrá volver a soñar con la recuperación de su bosque encantado algún día. 

Gracias por ser parte de estos “Diálogos sobre Justicia”.

 

 

* Ex magistrado de la Corte Suprema de Justicia

Socio fundador de Decálogo Abogados

[email protected] / Facebook: dialogossobrejusticia

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 23 Octubre, 2017

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Rolando Vega Robert

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